Dónde queda Aragón

Cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo
Cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo
Agencias

En la nube de palabras -esa representación visual de los términos más empleados por un orador- que los medios publicarán tras el debate electoral de este lunes por la noche, no faltarán ‘miente’, ‘interrumpa’, ‘Falcon’ o ‘Txapote’. Desde luego aparecerán ‘Vox’ y ‘Bildu’. Pero no busquen referencia alguna a financiación local, infraestructuras ferroviarias, política territorial o despoblación. En una encendida discusión televisada en abierto para todo el país, los candidatos que se disputan la presidencia del Gobierno, Sánchez y Feijóo, resucitaron el bipartidismo a golpe de bronca y mensajes trillados. Una oportunidad perdida para conectar con esa España moderada que hay más allá de Madrid. El cara a cara pasó de largo por Aragón.

Una vez apareció la Comunidad en el debate. El líder progresista afeaba al conservador que aúpe a puestos institucionales a dirigentes de extrema derecha y dudoso currículum. El de la presidenta de las Cortes de Aragón, Marta Fernández, tiene grabado, entre otras lindezas, un pasado de "antivacunas declarada", dijo el socialista para introducir -no dejó de intentarlo- la sombra de Vox en el cara a cara.

Feijóo capeó bien el único debate que ha aceptado en esta campaña. Se mostró menos inquieto que su oponente, mostró más solvencia dialéctica de la que ha hecho gala hasta la fecha y venció en el bloque económico, uno de los que se apuntaban, a priori, en favor de su rival. En cambio, pinchó en materia de igualdad, donde ni la vía de escape de la ley del ‘solo sí es sí’ le sirvió para sacudirse sus alianzas con los negacionistas de Vox. En este sentido, el líder del PP, que encabeza con holgura las encuestas de cara al 23-J, se mostró críptico con su política de pactos con la formación de Abascal, que aquí sufrimos en primera persona.

Ya han pasado cuarenta y cinco días desde las elecciones autonómicas, y el Pignatelli sigue sin dueño. Tras una caótica secuencia de pactos, amagos, rupturas y regates, PP y Vox mantienen bloqueada la investidura de Jorge Azcón. Ya es mala suerte que de todas las comunidades en las que tienen opciones de sumar, Aragón sea la única, junto con Murcia, elegida para ser un títere de la estrategia electoral de los líderes de Madrid.

Mientras otros territorios ya engrasan su maquinaria institucional y dan los primeros pasos de un plan de gobierno que ayude a impulsar sus economías, mejorar la productividad o reforzar los servicios públicos, Aragón se resigna a ver el tiempo pasar en estos días de sopor. Ni siquiera se disimula una negociación. En Murcia, al menos, escenifican una investidura fallida. Solo queda esperar que esa nube de palabras, el nubarrón, se abra para dejar paso a la luz en los próximos debates con los candidatos locales y aborden los problemas de la Comunidad. El viernes tienen una cita en el de HERALDO.

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