Los socialistas cierran el paso a Bildu en Pamplona, Vitoria y Durango

Permiten a UPN retener la Alcaldía navarra y se hacen con el bastón de mando en la alavesa gracias al pacto con el PNV y el aval del PP.

Maider Etxebarria (PSE), la nueva alcaldesa de Vitoria.
Maider Etxebarria (PSE), la nueva alcaldesa de Vitoria.
E.P.

El gran día de la constitución de los ayuntamientos ha removido las placas tectónicas sobre las que Pedro Sánchez ha sostenido la supervivencia de su Gobierno esta legislatura. El PSOE escenificó ayer no solo su voluntad de hacerse con los ayuntamientos que estuvieran a su alcance para paliar el descalabro del 28-M, sino, singularmente, de marcar distancias con EH Bildu, cuyos pactos con el Ejecutivo emergieron en los comicios municipales y autonómicos de hace tres semanas como una de las razones que más han desgastado al partido y que puede volver a hacerlo ante las generales.

El resultado del viraje con el socio que, junto a ERC, se ha terminado destapando como un lastre para las opciones electorales de los socialistas es que estos han permitido al regionalismo de derechas de UPN retener la Alcaldía de Pamplona y han hecho valer su alianza con el PNV, valiéndose por añadidura de los escaños ofrecidos sin contrapartida por el PP, para cerrar el paso también a la izquierda abertzale en Vitoria y en la localidad vizcaína de Durango. En la capital vasca, Maider Etxebarria dio una de las contadas alegrías de la jornada a su partido al convertirse en la primera alcaldesa de su ciudad con el respaldo de los peneuvistas, con los que formará gobierno calcando la alianza que viene copando las instituciones de Euskadi, y el apoyo de los seis concejales de los populares. Son los mismos que los obtenidos por el PSE y el PNV frente a los siete con los que ganó las elecciones la candidata de EH Bildu, Rocío Bitero.

El Gobierno Chivite, en el aire

En Pamplona se situaba uno de los plenos morbosos de la jornada, aunque el PSOE ya había clarificado que permitiría conservar a UPN el liderazgo de un Ayuntamiento muy fragmentado. Cristina Ibarrola se estrenará como alcaldesa en sustitución de su compañero Enrique Maya, al que los socialistas también dieron vía libre hace cuatro años. Pero en este último cuatrienio ha ocurrido un hecho inédito en la política navarra y en la española: el entendimiento del Gobierno del país con la coalición de Arnaldo Otegi, que ha aprobado los Presupuestos y dado estabilidad al Ejecutivo navarro de María Chivite.

La mandataria socialista está negociando la reedición de su gabinete con los nacionalistas de Geroa Bai y Contigo Zurekin -la marca local de Podemos-, con los que sumaría una mayoría de 21 escaños superior a los 20 que concitarían UPN, el PP y Vox. Pero la llave de seguridad la atesora EH Bildu, que garantiza que no propiciará investiduras de la derecha pero que ha dejado en el congelador su entendimiento con los socialistas tras ver cómo les ha vetado en las muy simbólicas Pamplona y Vitoria, y en Durango. El argumento de que el partido de Sánchez y el PNV han levantado un dique contra ellos apoyándose en «la derecha reaccionaria» está siendo ya una bandera de Otegi y los suyos para apuntalar este 23-J los óptimos resultados que conquistaron el 28-M.

El desenlace en el municipio durangués también tiene una relevancia propia, en especial para el PP. Su única y recuperada concejalía ha resultado clave para que la peneuvista Mireia Elkoroiribe sea la nueva alcaldesa con los ocho ediles de su partido detrás y los dos del PSE, desbancando a los nueve de EH Bildu. Hace dos décadas, ETA asesinó en las calles del municipio al corporativo popular Jesús María Pedrosa. Ahora, su partido, cuya lista cerraba el jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez -presente en el pleno-, ha vuelto a desempeñar un papel relevante después de años de ostracismo.

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