UPN gana en Navarra, pero el PSN volverá a gobernar si lo permite EH Bildu

La desunión no castiga al centro derecha y la izquierda abertzale logra su mejor registro histórico.

Uxue Barkos y Koldo Martínez, candidatos a la Presidencia del Gobierno de Navarra y a la Alcaldía de Pamplona por Geroa Bai.
Uxue Barkos y Koldo Martínez, candidatos a la Presidencia del Gobierno de Navarra y a la Alcaldía de Pamplona por Geroa Bai.
J.P. Urdíroz/EFE

Unión del Pueblo Navarro (UPN) volvió a ser este domingo la sigla más votada en las elecciones tanto al Parlamento foral como al Ayuntamiento de Pamplona. Sin embargo, una vez conocido el veredicto ciudadano, únicamente está claro que los foralistas solo gobernarán estas instituciones o al menos una de ellas si el PSN y la izquierda abertzale no llegan a ningún acuerdo, por activa o por pasiva, para impedirlo y repartirse el Gobierno foral y la alcaldía de la capital del viejo reino.

Los comicios forales dejan tres grandes titulares. Los regionalistas que lidera José Javier Esparza, también candidato a la presidencia de la comunidad, volvieron a ganar las elecciones. Es la novena ocasión en que lo logran. Solo tres veces el honor correspondió a otra sigla. En 1979 fue la desaparecida UCD quien se impuso. Las dos siguientes citas, los socialistas.

Si hace cuatro años, todo el centro derecha (UPN, PP y Cs) concurrió unido, este domingo cada sigla lo hizo por su cuenta tras la fractura que se produjo cuando se votó en el Congreso la reforma laboral. La desunión no tuvo consecuencias. En 2019 Navarra Suma obtuvo 20 escaños en la Cámara foral. Este domingo, los foralistas se hicieron con 15 asientos, el PP con tres y Vox con dos.

El PSN de María Chivite apenas sufrió desgaste por haber gobernado en la última legislatura. Y repitió como segunda fuerza política con los mismos once escaños que obtuvo en 2019. Con ello, al menos 'a priori', conserva intactas las posibilidades de repetir como presidenta de la comunidad. Siempre y cuando, claro, que vuelva a captar el apoyo de Geroa bai -la lista en la que se integra el PNV navarro- y que EH Bildu no vete la operación.

La izquierda abertzale obtuvo el mejor resultado de su historia, tras apoyar en la última legislatura al Gobierno foral progresista de Chivite desde fuera. Los nueve asientos con que contará en el Parlamento del paseo de Sarasate solo los había conseguido en las primeras elecciones democráticas, en 1979. Claro que entonces la Cámara tenía 70 parlamentarios y hoy solo 50.

En conjunto el nacionalismo vasco sentará a 16 representantes en el Legislativo foral. Los mismos que en 2011, pero uno menos que en los dos cuatrienios anteriores.

Las claves

La clave de la gobernabilidad del viejo reino está en los pactos que, bien por activa bien por pasiva, alcancen los socialistas, Geroa Bai, Contigo Zurekin (la plancha que reúne a todos grupos a la izquierda del PSN) y EH Bildu. La izquierda abertzale quiere que Joseba Asirón vuelva a ser alcalde de Pamplona, como ya lo fue entre 2015 y 2019. Para ello precisa el apoyo de todas las fuerzas de izquierdas y nacionalistas. Sin embargo el PSN ya ha anunciado que no le votará, al igual que en 2019. Entonces los ediles socialistas se abstuvieron.

Y es que para repetir como presidenta Chivite precisa que Geroa y Zurekin le apoyen, y que la izquierda abertzale haga lo mismo o, como mínimo, se abstenga. En el primer supuesto la líder del PSN lograría 21 apoyos frente a los 20 que podrían sumar Esparza de UPN, PP y la ultraderecha. EH Bildu cuenta con 9 escaños.

Con seis meses de legislatura todavía por delante en Madrid hasta las generales de fin de año es más que probable que la decisión final se adopte en Moncloa y Ferraz, una vez que Pedro Sánchez escuche a sus compañeros navarros. Eso sí, Arnaldo Otegi ha declarado en campaña que EH Bildu impedirá gobernar a la derecha donde pueda porque sus votos resulten determinantes.

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