Las claves de la fracasada moción de censura de Vox: da oxígeno al Gobierno y deja indemne al PP

El debate en el Congreso catapulta a Yolanda Díaz ante la frialdad de Podemos.

Ramón Tamames, tras conocerse el fracaso de la moción de censura que él ha defendido.
Ramón Tamames, tras conocerse el fracaso de la moción de censura que él ha defendido.
J. J. Guillén/EFE

La ya fracasada moción de censura presentada por Vox ha servido para insuflar oxígeno y energía a la coalición de Gobierno, que llegaba debilitada tras semanas de reveses y desencuentros y que sale del hemiciclo con baterías cargadas, con Yolanda Díaz revestida como candidata, con un PP satisfecho con su abstención y un Ramón Tamames que ha podido constatar la lejanía de esta política con la que él vivió en los siete años en que estuvo en el Congreso.

Si la sesión de este martes fue comedida, con todos los grupos evitando sobrepasarse verbalmente con el veterano profesor, al que nadie quería ofender dada su veteranía y erudición, el cierre de este miércoles ha tenido algo más de nervio y contenido parlamentario.

El candidato Ramón Tamames ha acusado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de tener una cierta tendencia a la ucronía y al Gobierno de padecer el síndrome de la Moncloa, al tiempo que ha lamentado la vuelta en el debate "a las dos Españas" otra vez.

"Hay que disminuir un poco la dosis de personalismo y la capacidad de calificar a los demás", ha recomendado tras la intervención de Sánchez, en la que este le había pedido más respeto al Parlamento.

La Constitución, había dicho el presidente, establece que la moción de censura sirve para conformar un nuevo gobierno, no para derribar otro. "Nada de eso hemos visto ayer y hoy aquí, ni hay candidato, ni hay gobierno posible, ni programa", ha reprochado a los proponentes y a su candidato.

La oportunidad que le había brindado Vox con la moción la ha aprovechado el jefe del Gobierno con un discurso, de nuevo hoy, en el que ha reivindicado la gestión, las ambición y la valentía de su gabinete de cara a prolongar un ciclo de políticas progresistas y para advertir del acercamiento entre PP y la formación de Santiago Abascal.

La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, ha anunciado que la iniciativa de Vox ha fracasado tras recibir 201 votos negativos, 91 abstenciones, entre ellas las del PP, y 53 votos positivos correspondientes a los 52 diputados del grupo parlamentario del PP y al diputado del Grupo Mixto Pablo Cambronero, antiguo parlamentario de Ciudadanos.
EFE

Y, como era de esperar, ha arremetido contra el líder "ausente" de los populares, Alberto Núñez Feijóo, quien con su silencio, ha afirmado, "lo dice todo, porque sabe que necesitan a Vox para poder gobernar en comunidades y ayuntamientos".

Por lo demás, el PP ha jugado su carta de la abstención con un buen discurso de su portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra, de guante blanco con Tamames, apelando al centro moderado y con una petición de elecciones anticipadas -las que no llegó a pedir ayer el candidato- para poner fin a la "lamentable aventura" del "sanchismo".

Pasan del no y el "hasta aquí hemos llegado" de Pablo Casado en la anterior moción, a desmarcarse de los de Abascal, pero sin entrar en el cuerpo a cuerpo y sin dar respuesta a la oferta de Vox de hacer borrón y cuenta nueva, cuando estamos ya en precampaña y ambos partidos pueden tener que entenderse tras los comicios del 28 de mayo.

"Hay que disminuir un poco la dosis de personalismo y la capacidad de calificar a los demás"

En Génova, la lectura es que esta iniciativa, estéril, no cambia el reparto de votos entre bloques, aunque resta seriedad a Vox, lo que puede inclinar la balanza a favor del partido de Feijóo.

Desde la Moncloa resumen lo ocurrido en estas dos jornadas con una frase energética, "Un chute para la movilización de la izquierda", y se lanzan incluso a añadir que "ojalá haya muchas más mociones" de censura, porque esta ha servido, creen, como "refuerzo importante" y para mostrar que "la extrema derecha y la derecha extrema son un todo en uno".

Y en Vox, también como era de esperar, han mostrado su alegría, a pesar de perder la moción, porque aseguran que han ganado afiliados en estos dos días.

La sexta moción de censura de la democracia ha finalizado con la foto en el hemiciclo de los diputados de Vox con Tamames, ante la atenta mirada de la escultura en mármol de Isabel la Católica, protagonista inesperada hoy en el debate, al ser reivindicada por el candidato como la poderosísima mujer que fue. 

Catapulta a Yolanda Díaz ante la frialdad de Podemos 

La moción ha situado a Yolanda Díaz en la pista de despegue electoral con su plataforma 'Sumar' después de la réplica 'presidenciable' que dio al candidato, Ramón Tamames.

Su discurso ratificó el entusiasmo de algunas de las fuerzas dispuestas a sumar, como IU, los comunes o Más País, pero Podemos, en cambio, lo acogió con una frialdad patente por la falta de respuestas de la vicepresidenta a la forma de encajar los morados en su proyecto.

"Un chute para la movilización de la izquierda"

A menos de dos semanas para que Díaz lance su candidatura a las elecciones generales, el próximo 2 de abril, con una propuesta transversal que quiere contar con todas las fuerzas políticas a la izquierda del PSOE, Podemos sigue sin tener el hueco que ellos demandan en su propuesta electoral.

Y la vicepresidenta segunda no se ha movido ni un milímetro pese a las amenazas de los morados de no acudir a este acto de presentación si antes no tienen un acuerdo de coalición sobre la mesa.

Irene Montero, la "número dos" de Podemos y ministra de Igualdad, ha insistido en reclamar ese acuerdo, con primarias incluidas, para poder seguir gobernando España y ha medido mucho sus palabras al elogiar el discurso de Díaz, limitándose a decir que tanto ella como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, "defendieron bien" la labor del Gobierno.

La moción de censura sirve a Yolanda Díaz para catapultar su candidatura a la plataforma ‘Sumar’

Ahora lo que toca, según Montero, es pasar a los hechos y reforzar la mayoría de la investidura.

Otra de las cosas que se ha evidenciado durante este largo debate a ninguna parte es la sintonía -sea o no de conveniencia- entre Sánchez y Díaz que, pese a ser competidores electorales, están abocados a aliarse y a formar tándem si los números les son finalmente favorables.

La vicepresidenta aprovechó la tribuna para recalcar que el líder socialista "es el presidente de todos" agradeciéndole todo lo que estaba haciendo y evidenciando las posibilidades de un entendimiento futuro, que conviene a las dos partes.

Entre tanto, ya hay quienes han adelantado su asistencia al acto "en el que empieza todo", como lo ha resumido la propia vicepresidenta.

Ahí estarán la alcaldesa de Barcelona y líder de los comunes, Ada Colau, quien se ha comprometido "a sumar con fuerza" con Yolanda Díaz, la dirección federal de IU y las candidatas de Más Madrid -el partido filial del Más País de Errejon en las autonómicas y municipales madrileñas, Mónica García y Rita Maestre.

En medio de todo esto, Podemos sigue manteniendo el pulso con la vicepresidenta y sin sentarse a negociar las cuestiones relacionadas con su propuesta electoral, de la que temen quedar relegados, por lo que es improbable que acudan a acompañarla en su estreno como candidata.

No será hasta después de las autonómicas y municipales cuando se empiece a armar la candidatura y se decida si habrá una coalición con Podemos, cómo se concretarán las primarias -el escollo está en el censo con el que convocarlas-, o de qué manera se elaborarán las listas electorales. Por tanto, a los de Ione Belarra no les queda otra que esperar.

​La moción evidencia la nueva relación de PP y Vox: ni juntos ni enfrentados 

Por último, la moción de censura de Vox ha evidenciado la nueva relación entre el PP de Alberto Nuñez Feijóo y la formación de Santiago Abascal, en la que ambos partidos se desmarcan de su adversario, mientras evitan un enfrentamiento frontal como el de la etapa de Pablo Casado.

La llegada de Feijóo al liderazgo del PP llevó al deshielo en las relaciones con Vox, rotas precisamente desde la primera moción de censura que Abascal presentó en otoño de 2020 y en la que Casado le dijo un "hasta aquí hemos llegado" a su excompañero de partido.

Feijóo y Abascal se reunieron en septiembre pasado y mantienen el contacto desde entonces, hablando de vez en cuando. De hecho, Abascal comunicó a Feijóo que apostaría por Ramón Tamames como candidato independiente a la moción, aunque el líder del PP le dijo, al igual que al economista, que esta iniciativa era un error.

Así lo ha explicado su portavoz Cuca Gamarra

En esta etapa y en un contexto de precampaña, el PP ha pasado del no de Casado a la abstención fijada por Feijóo, que no alcanza el apoyo pedido por Abascal, el cual desde la tribuna de oradores ofertó un "borrón y cuenta nueva" al PP y entenderse para conformar una "alternativa sólida".

El PP no ha recogido el guante, pero tampoco ha entrado en el cuerpo a cuerpo con Vox, más allá de reprochar el balón de oxígeno dado a Sánchez, el mitin en el hemiciclo o la pinza Vox-PSOE sobre ellos.

El PP y el propio Feijóo han optado por el perfil bajo, hasta el punto de que el líder del PP se ha borrado durante dos días del debate público y ha guardado silencio. Se reivindican como un partido "serio" y de centro que representa a la "mayoría moderada".

Desde Vox, Abascal les reprocha esta equidistancia y advierte al PP de que para abarcar un amplio electorado no puede hacerlo acercándose a la vez al PSOE y a Vox.

Las pullas entre ambos muestran cómo ambos partidos siguen marcando perfil propio para dirigirse a sus electorados, pero conjugan esta distancia con el hecho de que ambos se necesitan mutuamente. Así, están dispuestos a "orillar" sus choques.

Porque para que el centroderecha gobierne tienen que entenderse, ya sea para sumar y hacerlo juntos, o bien para que Abascal no impida un Gobierno de Feijóo, ni de sus barones, que tienen vía libre para pactar desde una premisa: el PP buscará gobernar como pueda.

Feijóo quiere gobiernos en solitario, como de los de Juanma Moreno e Isabel Díaz Ayuso. Vox, segundo actor en el bloque de la derecha, quiere gobernar y ganar presencia en las instituciones, pero hasta el momento solo lo ha conseguido en Castilla y León, donde Alfonso Fernández Mañueco tuvo que darles entrada en el Gobierno.

Esa tensión definirá los próximos meses, teniendo en cuenta que los pactos postelectorales en los municipios y, sobre todo, en las autonomías son un meta volante, porque la prueba de fuego será en diciembre con las elecciones generales.

La clave está en la fuerza que cada uno pueda obtener en las urnas. Si están cerca, el margen de maniobra de Feijóo es menor y el de Abascal aumenta.

De esta moción ambos creen salir reforzados: el PP porque Vox pierde seriedad, alentando la transferencia de voto, y Vox porque cree haber liderado la oposición a Pedro Sánchez.

El equilibrio de la moción de censura es también un anticipo de la futura campaña electoral.

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