Cristianos y musulmanes españoles se unen para condenar las leyes que "desprotegen" la vida

El portavoz de los obispos dice que las protestas ante las clínicas abortistas son "bienvenidas" si se realizan en paz.

Un cura, imagen de archivo.
Un cura, imagen de archivo.
Pixabay

Líderes de varias iglesias asentadas en España firmaron este miércoles una declaración -a la que no se sumaron los judíos-, en la que subrayan su preocupación por la promulgación de leyes "que desprotegen la vida", en referencia a las normas sobre interrupción voluntaria del embarazo y la eutanasia. "Observamos con preocupación creciente cómo desde hace décadas, en nuestro país, se vienen promoviendo y aprobando leyes en las que, en algunos casos, la vida humana queda gravemente desprotegida, legislando no solo contra los principios del Creador, sino también contra el más esencial de los derechos humanos: el derecho a la vida", señala el texto. El documento fue suscrito por dirigentes cristianos y musulmanes en la sede de la Conferencia Episcopal, donde el secretario general de la jerarquía eclesiástica, César García Magán, aseguró que los rezos y protestas de los católicos en las clínicas abortistas son "bienvenidas" y legítimas si se realizan con "métodos pacíficos". Para García Magán, la calidad de de una democracia se mide en el respeto al ejercicio de la libertad religiosa.

El texto lleva la rúbrica de la Comisión Islámica de España, la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (Ferede), la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado Ecuménico, la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Rumanía, la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Moscú, la Iglesia Española Reformada Episcopal (IERE) y la Iglesia católica. La firma se produce en vísperas de la aprobación de la ampliación de la ley del aborto en el Congreso y pocos días después de que el Tribunal Constitucional diera su plácet a la reforma de la norma patrocinada por el expresidente Rodríguez Zapatero.

Durante la rúbrica de la declaración, que será enviada al Congreso, el Gobierno y Poder Judicial, se leyeron pasajes de la Biblia y el Corán. La secretaria ejecutiva de Ferede, Carolina Bueno, sostuvo que el documento transciende el ámbito del aborto e intenta "poner en valor la dignidad de los más desvalidos", como los migrantes, los refugiados, las víctimas de trata y esclavitud y los niños excluidos. Con todo, el mismo García Magán admitió que el manifiesto, si no motivado, sí ha sido "ocasionado" por el reciente pronunciamiento del Constitucional, tribunal que rechazó el recurso del PP y avaló la ley de plazos.

Ortodoxos, evangélicos, anglicanos, musulmanes y católicos subrayan que sus afirmaciones se hacen "desde el respeto a los representantes de los tres poderes del Estado español" y desde "el reconocimiento a su legitimidad democrática como servidores públicos para dictar leyes, administrar justicia y ejercer el poder delegado en representación de la soberanía popular".

"Don de Dios"

"Como representantes pertenecientes a confesiones religiosas distintas pero unidos en la defensa de la vida, de la dignidad humana y de los derechos humanos -especialmente de los más vulnerables-, rogamos a nuestros fieles, a la sociedad en general y a la comunidad política, que reflexionen una vez más y asuman el compromiso de cooperar y trabajar juntos para que toda vida humana sea protegida y custodiada como un don de Dios, dotado de la más alta dignidad", argumentan los dirigentes religiosos.

Los firmantes aducen que "la dignidad humana no depende de las circunstancias vitales ni del consenso social" y alegan que la vida humana debe gozar de amparo "desde el principio hasta el fin".

El representante de la Iglesia ortodoxa del Patriarcado de Rumanía, Timotei Lauran, reivindicó el derecho de las iglesias a dar conocer sus opiniones y alegó que "nadie en este mundo puede impedir el derecho del niño a nacer".

"Comprendemos que hay situaciones complejas, de aparentes conflictos de derechos, que son difíciles de resolver; pero entendemos que profundos dilemas éticos y morales no pueden resolverse de forma genérica con el sacrificio de uno de los derechos fundamentales afectados (en este caso, el derecho a la vida) haciendo prevalecer el otro", arguyen.

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