Laura Martin, viuda de Juan Carlos García Goena, última víctima de los GAL, y una de las impulsoras del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) desde sus inicios, ha fallecido este sábado, según ha informado la Consejería de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco.

Tras el asesinato en 1987 de su marido, Juan Carlos García Goena, un objetor de conciencia que se había exiliado en Francia y que murió por una bomba que estalló en los bajos de su coche porque fue confundido por los GAL con un miembro de ETA, Laura Martín pidió justicia y trabajó para que se esclarecieran las circunstancias de su muerte.

Desde finales de la década de los 90 Martín fue una de las voces destacadas contra el terrorismo de ETA y defendió que "sólo la condena más rotunda" a la banda terrorista otorgaría a las víctimas del GAL "la suficiente autoridad moral delante de la sociedad para seguir reclamando justicia".

Como miembro de Covite acompañó a su presidenta, Consuelo Ordóñez, en diferentes acciones como la protesta contra la jornada "fan hemendik" que pedía la salida de la Guardia Civil del cuartel de Oñati (Gipuzkoa), entre otras.

Ordóñez ha señalado a EFE que se encuentra consternada por la muerte de Martín, de la que ha sido amiga y "nunca olvidará", y ha asegurado que ha vivido "momentos históricos" con ella con las primeras actividades del Covite, del que fue nombrada vicepresidenta en 2014.

"Siempre la voy a recordar y tener presente. Siempre va a vivir en la familia de Covite aunque los últimos años se hubiera alejado de nosotros", ha asegurado.

"Laura siempre será ejemplo de que la memoria, la justicia y la verdad son el camino. Descanse en paz. Un sincero y caluroso abrazo a la familia", ha sido el mensaje colgado en redes sociales por la Consejería de Igualdad.

A las condolencias se ha sumado Gorka Landaburu que ha señalado que Martin "luchó toda su vida para saber quiénes y por qué asesinaron a su marido. Le cerraron todas las puertas. Seguiremos exigiendo la verdad".

Por su parte, la diputada foral de Movilidad de Gipuzkoa, Rafaela Romero, ha destacado que fue "un ejemplo de valentía, supervivencia y dignidad, frente a la violencia y sobre todo, mucho silencio, y muy poca sinceridad por la verdad en el asesinato por los GAL de su marido".