Sánchez mueve ficha y envía hoy a Bolaños a reunirse con el Govern para apagar el fuego

Aragonès carga contra el silencio del presidente sobre el espionaje, que sitúa al Gobierno en un escenario de máxima fragilidad con sus socios.

El ministro de Presidencia, Félix Bolaños (d), interviene durante un pleno en el Congreso.
El ministro de Presidencia, Félix Bolaños (d), interviene durante un pleno en el Congreso.
EFE

El Gobierno central y la Generalitat tratarán hoy de reconducir la crisis que ha estallado a raíz de la publicación el lunes de que una sesentena de dirigentes nacionalistas catalanes (y dos vascos) fueron espiados entre 2017 y 2020. El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y su homóloga catalana, la consejera Laura Vilagrà, se reunirán en el Palau de la Generalitat a primera hora de la mañana y en pleno domingo. El presidente del Govern, Pere Aragonès, reclamó desde el primer día una cita al máximo nivel con Pedro Sánchez y exigió, además, la asunción de responsabilidades por parte del Gobierno, abrir una investigación interna y facilitar la convocatoria de la comisión de investigación en el Congreso. De las cuatro condiciones, el Gobierno accede por ahora a un encuentro entre los números dos de Sánchez y Aragonès, convocada a instancias de la parte catalana, según sus fuentes. Bolaños ofrecerá así las primeras explicaciones al Govern.

Las dos administraciones afrontan con diferente perspectiva esta primera aproximación al incendio, que amenaza la legislatura al comprometer la estabilidad parlamentaria del Ejecutivo central. Así, mientras el Gobierno acude al encuentro con voluntad de "diálogo", "confianza" y "transparencia" y asegura que la cita es fruto de que se han mantenido los contactos -a pesar de que Aragonès anunció que congelaba las relaciones-, desde el Govern deslizaron que solo se trata de un primer asalto y que deberá haber explicaciones a todos los niveles. Esta reunión "no sustituye" la de Sánchez-Aragonès en ningún caso. Es un paso inicial, advierten en el Palau.

El caso ha tensado mucho las relaciones entre el Gobierno y la Generalitat. La reunión pondrá el termómetro a esta tensión. En el día de Sant Jordi y un día después de lanzar un ultimátum al Gobierno de una semana, Aragonès puso ayer el foco en el silencio del presidente. "Hemos visto cómo nuestra intimidad y privacidad han estado expuestas a un tercero claramente con objetivos que no son legítimos. No tiene ningún sentido que hoy en día Sánchez aún no haya ofrecido una explicación", censuró.

La Moncloa, en cambio, quiere transmitir mensajes de tranquilidad; de que la crisis, aun existiendo, es manejable. Pero el caso del espionaje y su negativa a dar explicaciones han situado al Gobierno en su situación más complicada en el segundo mandato de Sánchez. Con todos sus aliados soliviantados y su socio de coalición embarcado en la misma exigencia de respuestas, esta próxima semana parlamentaria puede ser un infierno para el Gobierno.

La votación del plan anticrisis

El Ejecutivo fía su aparente optimismo a que el proyecto estrella, la convalidación este jueves del decreto con las medidas para combatir las consecuencias económicas de la guerra, tiene asegurada su aprobación, de acuerdo a sus cuentas. También contribuye a su tranquilidad la certeza de que no corre peligro la coalición gubernamental.

No habrá, en principio, comparecencia de Sánchez en el Congreso ni la comisión de investigación que socios y aliados reclaman en el Congreso. Tampoco "rodarán cabezas", al menos de momento, porque equivaldría a asumir culpabilidades y responsabilidades sobre unas supuestas ilegalidades que se niegan. Los sudores fríos, en cambio, recorrerían las espaldas de muchos en la Moncloa si estuviera en peligro el decreto anticrisis. Pero los socialistas tienen amarrado el aval de Unidas Podemos y numerosos aliados, entre ellos el PNV y PdeCAT. No saben qué pasará con Esquerra ni Bildu, aunque es probable que estos últimos se sumen al sí. El Gobierno juega, además, con el colchón de la probable abstención del PP.

Pero antes de ese trámite, el Gobierno tiene ante sí un calvario parlamentario. El director de gabinete de la Presidencia, Óscar López, presentará mañana la nueva Estrategia de Seguridad Nacional que, a buen seguro, se convertirá en un ‘pim, pam, pum’ sobre el espionaje; y Sánchez acudirá el martes y el miércoles a sendas sesiones de control en el Senado y el Congreso que serán monográficas sobre el ‘catalangate’. Pero una de las derivadas más delicadas de esta crisis es el deterioro de las relaciones de los socialistas con el bloque de la investidura. Un desgaste que puede ser crucial para lo que resta de legislatura.

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