Mañueco estrena en Castilla y León ejecutivo con la ultraderecha porque es la única alianza "viable"

El líder castellanoleonés intenta marcar perfil en su investidura y salvaguarda la ley violencia machista pese a ceder ante sus socios con la intrafamiliar.

Alfonso Fernández Mañueco durante su intervención
Alfonso Fernández Mañueco durante su intervención
EP

Las Cortes de Castilla y León han asistido a un pleno sin precedentes, que culminó con la investidura, la segunda, de Alfonso Fernández Mañueco como presidente de la comunidad gracias esta vez al pacto con los 13 parlamentarios de Vox que ha sacudido la política española. La incomodidad que genera la primera coalición de gobierno con la extrema derecha en España, después de que el PP de Pablo Casado precipitara las elecciones en busca de una mayoría holgada que acabó siendo muy corta, quedó reflejada en la representación mínima de Génova en la sesión frente al despliegue escénico protagonizado por Santiago Abascal-presente en Valladolid- y los suyos. También por el rechazo del resto del Parlamento a la inédita alianza y por las palabras del propio Mañueco, quien presentó el acuerdo como "la única alternativa viable" que traduce "la voluntad ampliamente expresada» por sus conciudadanos y que ha evitado la repetición electoral".

Aquí nace "un Gobierno sólido, fuerte y eficaz para los próximos cuatro años", incidió el candidato a la reelección, quien quiso despejar así las dudas de quienes creen que este Ejecutivo no agotará la legislatura. Pero Mañueco es consciente de los riesgos asumidos con el pacto a su derecha. Y más en una situación que coge al PP en pleno cambio de ciclo y sin tiempo, con las elecciones andaluzas y las municipales y autonómicas ya en el horizonte. Por dónde pueden llegar los roces en el equipo de Gobierno quedó evidenciado en su discurso. Cuando habló de "garantizar la igualdad entre hombres y mujeres", la bancada del PP aplaudió y la de Vox, salvo una excepción, siguió a sus cosas.

Sin aplausos

El presidente tenía que justificar de algún modo el compromiso de iniciar la tramitación de una ley de violencia intrafamiliar, como ha acordado con Vox. Y comenzó por el mensaje diferencial entre ambas formaciones. "(Garantizo mi) compromiso irrenunciable en la lucha contra la violencia de género y contra las mujeres, porque esta no se produce solo en el ámbito familiar. Vamos a mantener la ley contra la violencia de género, lo digo alto y claro, no vamos a dar un paso atrás en los derechos reconocidos", dijo, sin aplausos de Vox.

La segunda iniciativa legislativa sujeta a controversia es la llamada ley de concordia, con la que Vox pretende sepultar la normativa sobre Memoria Histórica vigente en la comunidad para resarcir a todas las víctimas de la Guerra Civil. Mañueco ha asumido aquí las exigencias de sus socios al anunciar en el pleno que la nueva legislación, cuya tramitación empezará antes del 30 de junio, integrará toda la regulación existente al respecto sobre Memoria Histórica, sin aclarar si eso significa derogar el actual decreto. El presidente, que mantuvo una agria disputa con los líderes del PSOE y de Unidas Podemos, arguyó que el cambio busca reivindicar la Historia "común", entenderla como "elemento integrador para la reconciliación" y evitar su "uso" para "dividir a los españoles".

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