El volcán Cumbre Vieja, dos meses jugando al despiste en la isla de La Palma

La alternancia entre fases explosivas y de relajación del volcán de Cumbre Vieja sume en la incertidumbre y el hartazgo a la población.

Erupción del volcán Cumbre Vieja en La Palma
Erupción del volcán Cumbre Vieja en La Palma
Efe

Dentro de unos años proliferarán como hongos los estudios sobre el Cumbre Vieja. La erupción pertenece a una categoría infrecuente, menos analizada que los estampidos del Pinatubo (Filipinas) o el Nevado del Ruiz (Colombia), muchos más peligrosos para el ser humano y el medio ambiente por estar en el borde de placas tectónicas. Dos meses después de la explosión del volcán, nadie se atreve a vaticinar su final, porque tan pronto pierde fuerza como la recobra. "Ya queda poco", aventura con espíritu optimista Juan Carlos Carracedo, geólogo que ha invertido media vida en escrutar las erupciones canarias y que acertó al predecir el estallido del Teneguía hace medio siglo.

Dos meses de cenizas y piroclastos dan para mucho. En 61 días de erupción ha muerto un hombre mientras limpiaba las cenizas de un tejado y han corrido muchas lágrimas por las casas, cultivos y carreteras devastadas. Mientras, la burocracia se confabula para que las ayudas tarden en llegar a sus destinatarios. Nadie de los que se han quedado sin techo ha ocupado todavía las viviendas adquiridas por el Gobierno canario.

Los vulcanólogos son conscientes de que viven un acontecimiento histórico con pocos precedentes. Satélites, drones y científicos de todas las instituciones del mundo que pintan algo en el mundo de la vulcanología se dan cita en La Palma para escudriñar el volcán desde tierra mar y aire. "Este tipo de erupciones, me refiero a las del Cumbre Vieja, permiten incluso que los expertos se acerquen a pocos metros de la lava y puedan extraer muestras conforme va emitiéndose", dice Carracedo.

Las bocas eruptivas parecen jugar al despiste. Un día se aletargan, al siguiente los temblores sacuden la isla, al tercero remiten las vibraciones de la erupción. ¿Qué ocurrirá este sábado? En geología no existen adivinos. Con todo, si se analizan las tendencias, el volcán está dando signos perceptibles de que pierde energía. La extinción no se producirá de aquí para mañana, si bien los indicadores alientan la esperanza de que los palmeros, hartos de ese jadeo telúrico, duerman por fin sin sobresaltos.

Erupción del volcán Cumbre Vieja en La Palma
Erupción del volcán Cumbre Vieja en La Palma
Efe

Cámara magmática

Las emisiones de azufre repuntaron hoy y oscilaron en un rango de entre 16.000 y 32.000 toneladas diarias, una horquilla muy inferior en todo caso a las 50.000 toneladas máximas registradas el 23 de septiembre. "Ahora no se puede asegurar nada. Lo importante es que si la cámara profunda del magma realimenta a la más superficial, tendremos un repunte", aduce el geólogo.

Una consecuencia imprevista es que, aunque parcos, los ingresos de La Palma se acrecentarán por el terreno ganado al mar, unas 43 hectáreas. "La isla ha crecido en tamaño, lo que requiere la realización de una nueva hoja topográfica de la isla. Muchas cuestiones presupuestarias van ligadas a la superficie de la isla, cuyas cuentas tendrá que reajustar el Gobierno canario", asegura José Luis Barrera, del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos.

Para los vulcanólogos, es poco probable que se produzcan desbordamientos fuera de las coladas ya configuradas, lo que reduce la capacidad destructiva de las lenguas. La lava expulsada ya conforma una superficie de 1.040 hectáreas.

"Está siendo una erupción larga", concede Inés Galindo, investigadora del Instituto Geográfico y Minero (IGN). No obstante, aterra pensar que la del Timanfaya duró seis años, entre 1730 y 1736, un precedente que no está en la mente de los técnicos. "Las transformaciones del cono han condicionado bastante hacia dónde se ha dirigido la lava. Ahora todos los lados del delta lávico están unidos", explica Galindo. Pero no hay mal que por bien no venga. Los piroclastos del Timanfaya formaron un suelo fértil sobre el que ahora crecen los viñedos en la zona de La Geria (Lanzarote).

Cuando la ministra Reyes Maroto dijo que el volcán podía convertirse en un reclamo turístico, le llovieron las críticas. Hoy resulta que el turismo volcánico es una realidad. Los empresarios turísticos primero dijeron que era mejor que los curiosos se abstuvieran de visitar la isla para no entorpecer las labores de los servicios de emergencia. Ahora, hasta el propio director comercial de Promoción Turística de La Palma, Alfredo Capote, reconoce que los visitantes ávidos de erupciones sirven para reactivar la maltrecha economía de La Palma. Aun así, este nuevo nicho de mercado no resarce las pérdidas ocasionadas por la deserción de los visitantes nórdicos y alemanes. Los niveles de ocupación hotelera se cifran en un 45%, cuando el año pasado por estas fechas, en plena temporada alta, las plazas estaban contratadas en un 90%.

La lava incendiando el cielo de noche, las tolvaneras, el penacho de humo y cenizas seducen a la vez que escalofrían. Porque son muchos los cultivos e infraestructuras arrasados por la mole de rocas incandescentes. Pero los más de214 millones aprobados por el Gobierno de Pedro Sánchez para reconstruir La Palma se demoran. Ya ocurrió con el desastre del terremoto de Lorca o la nevada de Filomena. Nada nuevo bajo el volcán.

El presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, informó de que las primeras estimaciones sobre el daño económico producido por el volcán oscilan entre 550 y 700 millones de euros, superior al 1 % del PIB del archipiélago, lo que permitiría a la comunidad acceder a los fondos de la UE para la reconstrucción de la isla. El presidente Pedro Sánchez visitará por séptima vez La Palma.

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