Madrid es la ciudad europea con más muertes por los gases de los coches

La contaminación atmosférica provoca en España 21.500 fallecimientos al año, 20 veces más que los accidentes de tráfico.

Una nube de contaminación sobre Madrid.
Una nube de contaminación sobre Madrid.
Juan Carlos Hidalgo / Efe

Madrid es la ciudad europea con los peores datos de mortalidad vinculados a la contaminación causada por el dióxido de nitrógeno (NO2), el gas tóxico lanzado a la atmósfera principalmente por los tubos de escape de los vehículos que queman derivados del petróleo.

Así lo asegura un estudio pionero del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que ha elaborado dos clasificaciones continentales con las muertes por contaminación atmosférica en más de 1.000 ciudades de 31 países europeos, y cuyos resultados publica este miércoles la revista 'The Lancet Planetary Health'. Uno de los listados es el de mortalidad por NO2 y el otro el de fallecimientos debidos a las partículas PM2,5, el tóxico atmosférico más letal, originado también por los motores de combustión, pero sobre todo por calefacciones domésticas, industrias y, en general, quemas de carbón y madera.

El área metropolitana de la capital española tiene la desgracia de liderar una de esas tablas porque si sus emisiones anuales de NO2 fuesen mínimas, como ocurre en Reikiavik, la capital islandesa, se ahorraría el 7% de sus muertes por causas evitables. El macroestudio calcula que el dióxido de nitrógeno es el responsable de 2.380 fallecimientos anuales en esta zona por dolencias respiratorias, como asma o EPOC, o infecciones, como las neumonías. Un tóxico que arrebata cada ejercicio unos 730 años de vida de forma prematura por cada 100.000 madrileños.

Madrid supera en este listado a Amberes (Bélgica), Turín (Italia), o París, pero otras dos ciudades españolas están también incluidas en el 'top 10'. El área metropolitana de Barcelona -con 1.883 muertes anuales evitables por NO2- ocupa el sexto lugar europeo, y Mollet del Vallés, una ciudad de poco más de 50.000 habitantes, que dista 26 kilómetros de la capital catalana, el séptimo. En conjunto, el dióxido de nitrógeno provoca más de 9.150 muertes anuales en las 92 ciudades españolas incluidas en el análisis.

Si España, Bélgica, Italia y Francia monopolizan los primeros lugares del ranquin de letalidad por NO2, son las ciudades del norte de Italia, del sur de Polonia, y del este de la República Checa las que presentan mayor concentración de muertes por PM2,5.

Estas micropartículas en suspensión penetran hasta los alvéolos pulmonares y causan graves lesiones respiratorias, contribuyen a los cánceres de pulmón, los ictus y los infartos, a los partos prematuros, pero también son factores de riesgo en dolencias neurodegenerativas como el párkinson o el alzhéimer.

Fallecimientos por partículas

El segundo listado europeo lo lideran las italianas Brescia y Bérgamo, la checa Karviná, o la también italiana Vicenza. En Brescia, las micropartículas en suspensión en la atmósfera son las responsables del 15% de los fallecimientos anuales por causas evitables. La ciudad española peor situada en este ranquin es la gaditana Línea de la Concepción, en el puesto 144. No obstante, las partículas serían también la primera causa de muerte por contaminación atmosférica en España, pues los fallecimientos atribuibles a las PM2,5 en las 92 ciudades españolas estudiadas alcanzarían los 12.337 anuales.

Sumados ambos ranquin, las muertes que el ISGlobal vincula en España con los dos principales agentes tóxicos causantes de la polución del aire rozan las 21.500 anuales, una cifra terrible porque multiplica por 20 la media de fallecidos en accidentes de tráfico en cada ejercicio.

Las urbes europeas con menos contaminación por NO2 y micropartículas están en Islandia, Noruega, Finlandia o Suecia, donde más apuestan por el transporte colectivo, la peatonalización, el vehículo eléctrico y la bicicleta.

Los expertos creen que el informe deja claro que "no existe un umbral seguro por debajo del cual la contaminación del aire es inocua para la salud", por lo que piden a la UE que baje las concentraciones máximas permitidas. Prueba de ello, dicen, es que si toda Europa cumpliese con los máximos de NO2 y PM2,5 que recomienda la OMS, cada año se evitarían 52.000 muertes, pero si ambos tóxicos fuesen marginales se ahorrarían 150.000 más.

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