Director de HERALDO DE ARAGÓN

¿Un nuevo Ciudadanos?

Caricatura de Inés Arrimadas
Caricatura de Inés Arrimadas
CARLOS RIVAHERRERA

La decisión de Inés Arrimadas de respaldar con su voto favorable la cuarta prórroga propuesta por el presidente Sánchez del estado de alarma abre una nueva etapa en el partido naranja. La geometría variable recupera su espacio en la política nacional.

Antes de la aprobación de la cuarta prórroga del estado de alarma se pensaba que si la pérdida de relevancia era un lugar, ahí se encontraba Ciudadanos. Trasciendan del gesto y quédense con la estrategia de reanimación que Inés Arrimadas le ha aplicado por vía de urgencia a un partido que parecía destinado a morir por culpa del peso acumulado de una ambición. El sí de Arrimadas a la petición de Pedro Sánchez perfila nuevamente a los naranjas, que descubren en la geometría variable una repentina garantía de supervivencia. Ningún partido aspira a convertirse en bisagra, pero para jugar en el centro del tablero resulta imprescindible alejarse de la condición previsible que impone la política de bloques. La complicación reside en decidir con acierto cuándo hay que estar aquí o allí y cuándo llega el momento de tomar una decisión que no rompa un partido en dos mitades. Arrimadas, a la que su etapa madrileña no le estaba sentando del todo bien, ha comprendido que su valor pasaba por aprovechar la oportunidad y por ofrecerse como una pieza útil que puede servir, incluso, para negociar unos presupuestos.

Ciudadanos, que se había convertido en un partido engreído, convencido de que su fortaleza residía en su condición de alternativa y seguro de su obligación de desmontar el bipartidismo, ha abandonado la sombra del PP para con diez diputados atreverse a navegar en solitario. En una única votación, Arrimadas no solo ha alterado a ERC, sino que ha amplificado en el PSOE la duda sobre la convivencia con Unidas-Podemos. La novedad, en cualquier caso, llega más por la sorpresa que por la voluntad real de desmontar las actuales alianzas con los populares. Desde luego, nada invita a pensar que Ciudadanos busque una voladura controlada de sus pactos, aunque la recuperación de su condición intermedia anuncia la llegada de una nueva etapa.

En Aragón, donde la formación naranja pretende convertirse en un «partido útil» mientras huye de la visión agrupada de «las tres derechas», sus dirigentes se afanan por dejar claro que la decisión de repaldar el estado de alarma no ha sido ni un volantazo ni un pacto encubierto con el Gobierno de Sánchez. Con Arrimadas se abre la puerta que Albert Rivera cerró ante Javier Lambán y si en Madrid se habla de negociar los presupuestos, ¿por qué no se va a seguir idéntica senda en la Comunidad?

Ciudadanos intuye que las cuentas regionales de 2021 pueden despertar las primeras tensiones en el seno del cuatripartito; una grieta entre los socios por las evidentes dificultades presupuestarias generadas por la crisis y que resultaría favorable a sus intereses. Aunque desde el Ejecutivo ya se trabaja sobre la base de una fuerte caída de los ingresos, también se sabe que la estabilidad depende de la satisfacción presupuestaria que se conceda a cada uno de los partidos que arman el pacto. Así, y sin grandes inversiones en infraestructura, el departamento de José Luis Soro (CHA) podrá beneficiarse de un reenfoque hacia el terreno de la rehabilitación de la vivienda. Podemos, en Ciencia y Universidad, buscará en el reto de la mejora de la conectividad y en la incentivación de los sectores científicos su ganacia de visibilidad; y el PAR disfrutará de la gestión del paquete de ayudas de la reactivación. Si Lambán logra mantener tranquilos a sus socios, las opciones de Ciudadanos se reducirán, pese a que hoy sí parecen dispuestos a salir de la oposición.

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