Derecha trifálica, izquierda boba

Los ciudadanos queremos que los políticos se dejen de ocurrencias y tonterías y se dediquen a lo fundamental.

Los políticos son demasiado aficionados a los sambenitos.
Los políticos son demasiado aficionados a los sambenitos.

Uno está íntimamente convencido de que los españoles no esperan demasiado de sus gobernantes: tener un trabajo, llegar a fin de mes, cobrar la pensión que te corresponde, vivir en paz... Que cumplan sus obligaciones con las aptitudes que se les supone -empezando por la honradez, como el valor del soldado- y se dejen de vainas. Pues no. Andan casi todos empeñados en complicar las cosas y retorcer la política adjudicándole etiquetas artificiales. Todo empezó con la "nueva política", aunque ni siquiera hubo que esperar a que echara a andar para saber que era más de lo mismo.

Viene ahora la ministra de Justicia, Dolores Delgado y, en un nuevo exceso verbal -como los de la grabación de Villarejo sobre jueces y fiscales supuestamente con menores-, alerta de la "derecha trifálica". Podría explicar su metáfora la también exfiscal, pero no ignorar que cualquier político que hubiera descalificado a la izquierda en femenino genital estaría repudiado por machismo, violencia verbal de género tal vez. Así que desliz impropio y soez el suyo.

Hasta un personaje de verbo claro y directo como Alfonso Guerra se ha sumado a la moda de los calificativos. Habla de la "izquierda boba" para referirse a ese sector seudoprogresista que se avergüenza de su bandera, ofrece diálogo con quien nada hay que hablar o se desnuda y vocifera en las iglesias.

Demasiados sambenitos para tan poca política productiva, pero si hay que elegir alguno me quedo con este último. Por elevación y sin exclusiones, pues necios haylos a diestra y siniestra, en la política y fuera de ella. Esa es otra de las cosas que seguro que piden los españoles a sus actuales dirigentes: que se dejen y nos dejen de tonterías de un puñetera vez.