La estremecedora carta de un guardia civil en el operativo del caso Julen

El agente ha dejado por escrito su testimonio de cómo está viviendo desde que el pequeño cayó al pozo los desvelos de todos los efectivos por conseguir rescartarlo.

Distintos efectivos, trabajando para lograr rescatar al pequeño Julen.
La estremecedora carta de un guardia civil en el operativo del caso Julen
Daniel Pérez/efe

Un guardia civil anónimo, que podría ser cualquiera de los efectivos desplegados en torno al pozo en el que cayó el pequeño Julen en Totalán (Málaga), ha querido dejar constancia por escrito de su experiencia durante estos días, desde que dejó en su casa a su familia "con el plato en la mesa" aquel "fatídico" domingo, 13 de enero.

En una carta publicada en el diario 'Sur', este joven agente (dice que lleva poco tiempo en el Cuerpo) da cuenta de los sentimientos y desvelos de todo el equipo que trabaja a pie del terreno para lograr rescatar al niño desde hace diez días. Destaca su admiración al comprobar cómo tanto los miembros de la Guardia Civil como los bomberos, los físicos, los ingenieros, efectivos del 112, Protección Civil, psicólogos y demás profesionales, arropados por la solidaridad del pueblo y de todo el país, trabajan de forma coordinada, contra todas las adversidades, con un único fin: devolver a Julen a sus padres.  El agente repasa los momentos de impotencia al ver que el tiempo pasa y, pese a todos los esfuerzos, no se logra llegar al pequeño: "Ya llevamos más de una semana de intenso trabajo, y para qué negarlo, nos encontramos con el cuerpo cortado pero con el corazón intacto y voluntad nos sobra", apunta en su misiva.

El texto íntegro de la carta que recoge el testimonio de un guardia civil trabajando en Totalán es el siguiente:

"No he tenido otra opción que escribir unas letras sobre lo que está ocurriendo entorno al caso del pequeño Julen. Lejos de las cámaras, políticos y comunicaciones oficiales, es mi intención dar testimonio del lado humano de lo que está ocurriendo, porque esto está pasando muchos límites.

Decir que por cuestiones de cercanía, fui uno de los que abandonó a su familia con el plato en la mesa aquel fatídico domingo día 13. Recuerdo que la llamada que realicé a mi esposa un rato más tarde fue 'no me esperes ni para cenar, esto va para largo'.

Y fue a partir de ese momento que comenzaron a ocurrir los acontecimientos que motivan este testimonio.

Como Guardia Civil y como persona, reconozco que se me estremeció el corazón al tratar con los primeros minutos de desesperación de los familiares, pero igualmente me sentía abrumado escuchando la emisora y cómo la Central iba coordinando el aviso de movilización a GEAS, MONTAÑA, Policía Judicial, SEPRONA, etc.

Llevo poco tiempo de profesional, pero llevo el justo para sentirte pequeñito ante tal despliegue de Unidades de élite de la Guardia Civil.

Verlos trabajar, coordinados con la experiencia de bomberos, físicos de carrera, Ingenieros, etc, era todo un ejemplo de profesionalidad.

Fue increíble cómo entre todos, buscaban soluciones y fabricaban "inventos" para poder llegar a Julen en las mejores circunstancias de seguridad posibles.

No se me olvidará el escalofrío caluroso y las palpitaciones de mi corazón visualizando la pantalla de la cámara en su recorrido, intento tras intento, pues aunque mi deseo era ver a Julen, sabía que rompería a llorar si eso ocurría, y por otro lado, ni siquiera estaba seguro de querer que apareciera en esas circunstancias o valorar la posibilidad de que no estuviera allí y se abriera una nueva vía de esperanza.

Fueron momentos duros, de excesivo trabajo y tensión, aún todavía no había ni relevo, y durante dos días se pudo observar como algún bombero y guardia dormían en los fríos vehículos para que la cabeza pudiera seguir funcionando.

Las palabras que me dijo un compañero tras tres días de trabajo ininterrumpido en el pozo no se me olvidarán , 'aquí no vamos a parar hasta que lo rescatemos, eso está claro'.

Por desgracia, todo ese esfuerzo sirvió de poco, finalmente hubo que asumir realizar una obra de ingenieria para rescatarlo, con todo lo que eso conllevaba y con la desazón de que el pequeño ya llevaba más de 48 horas ahí metido.

Igualmente he visto la admirable progresión de las emociones de los padres, desde la absoluta desesperación hasta una calma sosegada que se convierte en ejemplo para quienes les miramos a los ojos.

Ya llevamos más de una semana de intenso trabajo, y para qué negarlo, nos encontramos con el cuerpo cortado pero con el corazón intacto y voluntad nos sobra.

Visto lo visto, España puede estar tranquila, porque sus Bomberos, personal GREA del 112, Protección Civil, personal civil facultativo, psicologos, y por su puesto, su Guardia Civil JAMÁS PARARÁN HASTA DEVOLVER A JULEN A SUS PADRES, eso tenedlo por seguro.

Y cómo no, un agradecimiento especial a todos lo que, de manera altruista, se convierten en parte fundamental del rescate con comidas, bebidas y demás, que hacen que nos mantengamos animados, activos y con muchas ganas de seguir trabajando.

Desde Totalán sentimos el aliento de España entera, os lo aseguro, sentid vosotros el nuestro y contad siempre con nosotros.

Un saludo. Un guardia como otro cualquiera que está dando su mejor versión en Totalán. Lo lograremos...".

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