Vox, lagunas y unidad nacional

Buena parte de la responsabilidad del auge de la extrema derecha reside en la falta de respuesta adecuada al desafío secesionista.

Ahora, los partidos tradicionales se espantan del auge de la extrema derecha.
Ahora, los partidos tradicionales se espantan del auge de la extrema derecha.

El dislate de calificar como fascistas a los 400.000 andaluces que votaron a Vox reside, en parte, en que se trata de un número demasiado elevado para ser cierto. ¿Habrá entonces 100.000? ¿50.000? ¿3.000? ¿300? La lectura del programa de Vox sí invita a plantear varios recelos, dos especialmente graves: el pinchazo directo en su propuesta sobre la violencia contra las mujeres -¿cómo no reconoce la violencia machista?- y la pretendida liquidación de las autonomías. Dos lagunas notables en un discurso más nacionalista que patriota, con algunos tics y declaraciones que bordean la xenofobia y que lo sitúan sin ambages en la extrema derecha. De acuerdo. Pero le votaron 400.000 ciudadanos y ahora asoma en toda España ante la perplejidad del resto de las formaciones que aún no han comprendido que la gasolina de Vox la proporcionan los partidos separatistas y, especialmente, el independentismo catalán. Sobran las ‘alertas antifascistas’ de quienes demuestran mal perder democrático y falta un reconocimiento sobre las verdaderas carencias y enganche de los partidos más tradicionales, que no han sabido ni liderar ni responder ante un desafío contra la unidad de España que no solo no es nuevo sino que, en parte, ellos mismos han contribuido a crear con nefastos pactos durante décadas. Y ahora se lamentan.