La España de la nueva política y las nuevas mayorías nos traen para Reyes un Gobierno sin Presupuestos del Estado y medio país -ocho comunidades, entre ellas Aragón- en idéntica situación. Metáfora de la incapacidad y la falta de liderazgos políticos a los que estamos condenados. Diagnóstico inequívoco de la realidad: una España sin el pulso y el impulso necesarios por unos motores públicos que llevan ya demasiado tiempo gripados. Aun dando por previsible, nunca justificable, que el horizonte preelectoral desencadena desmarques estratégicos en las alianzas y en los gobiernos, la radiografía de un país semiparalizado, el gasto contenido, las inversiones desaparecidas y los políticos pidiéndonos el voto por sus logros y su vocación de servicio público resulta insufrible.

No debería estar permitida. Más si tenemos en cuenta que el único esfuerzo que se está haciendo por tapar el negro retrato es emponzoñarlo con el voto de los independentistas, para ver si la flauta de Sánchez suena una vez más por casualidad y, a cambio de reuniones estériles y diálogos imposibles, salen adelante los presupuestos que le permitirían seguir gobernando sin haber ganado jamás unas elecciones.

Queridos Reyes Magos, para 2019 pido muy poco: una clase y unos dirigentes políticos con mayor altura de miras y que hagan su trabajo como deben.