Un mandato de concordia

El Rey recordó ayer la vigencia de los valores que inspiraron la Constitución de 1978.

Vista del hemiciclo del Congreso, ayer, durante la conmemoración del 40º aniversario de la Constitución.
Vista del hemiciclo del Congreso, ayer, durante la conmemoración del 40º aniversario de la Constitución.
Zipi / Efe

Todas las instituciones del Estado se agruparon ayer en torno al rey don Felipe y al rey emérito don Juan Carlos para celebrar el cuadragésimo aniversario de la Constitución de la concordia. Una solemne ceremonia que subraya el papel de la Monarquía en la construcción y mantenimiento de la democracia en España, así como la voluntad de los españoles de perseverar en los valores que hacen posible la convivencia y el progreso.

El 6 de diciembre de 1978, los españoles ratificaron en referéndum la Constitución que ponía fin a una larga dictadura e instauraba un sistema democrático. La Constitución del 78 ha sido el marco legal y político que ha hecho posible la gran transformación modernizadora de España, garantizando las libertades y el pluralismo. Hay pues razones de sobra para celebrar sus fructíferos cuatro decenios de vigencia, como hicieron ayer todas las instituciones del Estado, agrupadas en una sesión solemne del Congreso en torno al Rey don Felipe. La presencia en el hemiciclo de Juan Carlos I, el monarca que capitaneó la Transición, así como la de los ‘padres’ de la Constitución -tanto el Rey como la presidenta del Congreso recordaron la figura del aragonés Gabriel Cisneros, fallecido en 2007- y de los expresidentes del Gobierno, puso de relieve el hilo conductor de estos cuarenta años de progreso pacífico que ha vivido nuestro país gracias al espíritu de reconciliación y de diálogo que permitió encauzar las diferencias de manera constructiva. Don Felipe quiso subrayar la vigencia de esos valores, que deben ser, como dijo, "un mandato permanente de concordia entre los españoles". Es con ese espíritu con el que debe abordarse la tarea de adaptar la realidad institucional de España a los retos del siglo XXI para seguir construyendo un país mejor. Sin duda, hoy los españoles reclaman a sus dirigentes que hagan gala de nuevo de esa vocación de entendimiento en la diversidad, con vistas al bien común.