El abismo del 1-O

El independentismo se apresta a celebrar mañana el primer aniversario de aquel infausto 1 de Octubre que ha acabado por fracturar a Cataluña y la ha transformado en otra manifestación del nuevo paradigma: el nacionalpopulismo, el del repliegue identitario y el ataque a los valores ciudadanos de la democracia liberal. Al principio, mucho antes que la ruptura con el resto de España, la clave en Cataluña era la lucha por el poder. Pujol, Artur Mas, Maragall y ERC no pugnaban por la soberanía. Finalmente, el rupturismo ganó la batalla por la hegemonía, se dotó de un relato más atractivo que realista y alimentó la poderosa maquinaria de propaganda. La utopía de la independencia desbordo así la clásica lucha por el poder. En septiembre y octubre del año pasado, los secesionistas dieron un paso hacia el abismo declarando una independencia de papel que generó una gran frustración a unos y a otros. Pero la tozudez de los líderes soberanistas está convirtiendo su movimiento en otro caso de populismo ultranacionalista, insolidario y eurófobo, como el que subyace bajo la victoria de Trump, el ‘brexit’ o el auge de la ultraderecha en Europa.