Primer balance

El presidente Pedro Sánchez durante la presentación de los actos conmemorativos del 40 aniversario de la Carta Magna.
El presidente Pedro Sánchez durante la presentación de los actos conmemorativos del 40 aniversario de la Carta Magna.
Efe

A los gobiernos se les juzga por lo que hacen y por lo que dejan de hacer. Valorar la gestión de Sánchez con ambos raseros resultaría sencillo si no fuera porque solo lleva cien días. Ha hecho muy poco, más allá de planear facilonas e injustas subidas de impuestos en unos presupuestos que ni siquiera sabe si va a poder aprobar. Y está dejando de hacer todo lo que debería en Cataluña. Demasiada condescendencia, excesivo buenismo hueco como el que Zapatero estrenó con la reforma del Estatut catalán del que hoy emanan estos barros. Quedaría valorarlo por lo que dice, pero el resultado es más desalentador. La ministra de Justicia, Dolores Delgado, dice que la defensa del juez Llarena es un asunto privado y Sánchez le desautoriza asegurando que es cuestión de Estado. La ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, reconoce que le han colado un gol con el sindicato de las prostitutas, pero dimite una directora general aragonesa. Y la ministra de Industria, Reyes Maroto, asegura que el impuesto del diésel para 2019 es un globo sonda, justo después de que lo anuncie el presidente, y aquí no pasa nada. Como diría Sabina, cien días y quinientas noches… en la oscuridad política.