El Gobierno negocia con Podemos para conseguir su plácet a lo que hasta hace algunas semanas llamábamos el ‘techo de gasto’ y que ahora, parece ser que con más propiedad, llamamos ‘la senda del déficit’. Visto el listado de exigencias que plantean los morados, parece bastante difícil que el Ejecutivo pueda plegarse a un acuerdo que encendería más de una alarma en Bruselas y en los mercados. Pero es que, aunque hubiera entendimiento, al Gobierno todavía le haría falta el ‘nihil obstat’ de ERC, del PDECat y del PNV; y las posiciones sobre fiscalidad de los nacionalistas vascos, por ejemplo, no parecen fáciles de alinear con las de los podemistas. Y aun si consiguiera todos esos votos en el Congreso, lo que es seguro es que el Senado, con mayoría absoluta del PP, rechazaría la propuesta. Así es que la ‘senda’ de Sánchez para la aprobación de los Presupuestos de 2019 se presenta muy cuesta arriba, casi impracticable. La negociación con Podemos, por tanto, tiene mucho de exhibicionismo político y poco de sustancia real, pues salga lo que salga se quedará en agua de borrajas. Seguimos en la política de gestos. ¿Continuaremos así dos años más?