Subdirector de HERALDO DE ARAGÓN

Política de verano

Anda la canícula con esas ganas de engullir las noticias para solearse por los costados de España, pero este año la artillería de la información emerge con vigor a costa de una clase política que sigue sin entender el sentido del servicio público. El PP navega como puede tras un congreso que algunos afirman que no se cerrará hasta que se pronuncie el Supremo sobre el máster de Casado, mientras el PSOE se ha visto sorprendido por el caso del fichaje de la mujer del presidente. Allí donde la sociedad española quiera colocar el listón de la estética y la ética, allí es donde los partidos tendrán la respuesta a sus actos. Eso de no ver la viga en el ojo propio ni es novedad ni sorprende, pero sí llama la atención la facilidad con la que algunos se sacuden todavía los errores pensando que el personal carece de un mínimo rigor intelectual, cuando no de un cierto pudor. La política española sigue necesitando un código no escrito de estricto cumplimiento que se blinde ante los abusos o los intentos de nuestros dirigentes de imponernos las reglas de comportamiento, que al parecer se basan en una máxima curiosa: usted me vota, yo hago lo que quiero.