Por
  • Víctor Orcástegui

Acercando presos

Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa de ayer en Berlín.
Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa de ayer en Berlín.
Juan Carlos Hidalgo / Efe

La reunión entre Pedro Sánchez e Iñigo Urkullu dejó a ambos satisfechos, pero ha dado motivos de inquietud a muchos ciudadanos. Uno de ellos es el posible traspaso al País Vasco de competencias sobre la Seguridad Social, asunto cuyo alcance no se ha precisado y habrá que ver por dónde despunta. Sobre el otro, el de los presos etarras, Sánchez sí ha sido muy claro y hasta lo remachó desde Berlín (precisamente Berlín). El presidente considera que para ‘normalizar’ la situación en el País Vasco tras la derrota de ETA hay que acercar a los etarras a sus casas.

Si el acercamiento se hace estudiando caso por caso, teniendo en cuenta a las víctimas y con los lógicos requisitos, quizá no haya inconveniente. Pero sería mejor buscar el consenso con los partidos constitucionalistas antes que negociar la cuestión con el PNV. Y no cabe olvidar que un paso de verdad hacia la superación de las secuelas del terrorismo sería que los etarras colaborasen en el esclarecimiento de todos los crímenes. Parece, en todo caso, que la herramienta favorita de Sánchez para amansar a las fieras del separatismo es la de llevar a sus presos cerca de casa.

Que quiere dialogar con el gobierno independentista de la Generalitat, pues le dice que acercará a prisiones catalanas a los líderes secesionistas procesados por rebelión. Que quiere Sánchez ponerse a buenas con el PNV y garantizarse su apoyo, pues le dice que trasladará a los etarras para que cumplan sus merecidas penas de prisión en las proximidades del País Vasco. Veremos, pero no está claro que de ahí vaya a salir algo positivo. De momento, Torra sigue sin bajarse del burro y aun amenaza a Sánchez con lanzarse otra vez a la vía de la ilegalidad y prepararle otro 1-O. Y el PNV continúa en comandita con los herederos de ETA para pedir el supuesto 'derecho de autodeterminación'.