Por prudencia

Protestas en Cataluña por la detención de Puigdemont en Alemania
Protestas en Cataluña por la detención de Puigdemont en Alemania
Agencias

Fue por prudencia. Un grupo de vociferantes exaltados se empeñaron en impedir, por la fuerza, que en la Universidad de Barcelona se celebrara un acto sobre Cervantes el pasado jueves. Y lo consiguieron. Por prudencia, la Universidad recomendó a los organizadores –Sociedad Civil Catalana– que suspendieran la reunión: no estaba garantizada su seguridad. Las autoridades universitarias, por prudencia, no quisieron que la Policía autonómica –cualificada precisamente para restablecer la seguridad allí donde se vea amenazada– interviniese: podrían haber ocurrido incidentes graves. Al parecer, que unos doscientos ciudadanos se vean privados de su derecho a participar tranquilamente en un acto perfectamente legal quizá sea un incidente, pero no es algo grave. No para la Universidad de Barcelona. La prudencia es una excelente virtud, pero si se deja que los que gritan, acosan y empujan se hagan dueños de cualquier espacio público el futuro de la convivencia en Cataluña se ve muy negro. Permitirlo es una imprudencia. Constatemos de paso que, en la hipotética república catalana, hablar de Cervantes será considerado un acto subversivo. Salvo que se demuestre que era catalán.