Los humildes

La presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez, junto a otros miembros del colectivo de víctimas de ETA
ETA anuncia su disolución en una carta
Efe

Presentan la candidez de una acuarela bucólica. Pretenden destilar la ecuanimidad del hombre justo. Redactan con la supuesta sensibilidad del poeta. En realidad, solo atesoran violencia y odio. La carta de disolución de ETA es otro panfleto solo apto para los Otegi de turno, para la parroquia interna, para los batasunos de carril. Para el resto, no parece que pueda generar mucho más que indiferencia y tristeza. Después de décadas de asesinatos, terror y violencia indiscriminada contra la población, estos especialistas del secuestro y las bombas lapa se sacuden en un folio el sufrimiento insoportable infligido durante años a toda una sociedad. Hacen falta altas dosis de cinismo y escasa capacidad de autocrítica para concluir tras 860 asesinatos que, "con humildad, el futuro es responsabilidad de todos". El futuro es imposible aprehenderlo, solo se desea, pero el pasado solo es responsabilidad de esa caterva de salvajes que quieren el punto final sin dar ninguna explicación sobre los más de 300 crímenes sin resolver, para volver impunes a los caseríos sin que nadie les pregunte a cuántos inocentes les metieron un tiro en la nuca.

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