Primero de Mayo

Con manifestaciones en más de setenta ciudades españolas –incluyendo las tres capitales aragonesas–, los sindicatos conmemoraron este martes un Primero de Mayo en el que dieron especial protagonismo a los derechos de las mujeres, las pensiones y los salarios. El trascendental papel social de los sindicatos se ejerce en las movilizaciones, pero también y sobre todo, en la habilidad para negociar y llegar a acuerdos.

Miles de personas participaban en la manifestación celebrada este martes en Madrid con motivo del Primero de Mayo.
Primero de Mayo
Efe

Tras unos meses de presencia en las calles de diversos grupos, con masivas manifestaciones de mujeres y de pensionistas, los sindicatos clásicos quisieron este martes recuperar parte del protagonismo en las reivindicaciones sociales. Las manifestaciones de este martes, insistiendo en los lemas relativos a la igualdad de derechos de las mujeres y al sistema de pensiones, se subieron al carro de otros movimientos para evitar quedar descolgadas de la realidad social. En Zaragoza, la afluencia fue mayor que en los últimos años y en todas las marchas también tuvieron su lugar, lógicamente, los planteamientos propiamente laborales, en los que la exigencia de que la salida de la crisis repercuta, de una vez, en los salarios es el argumento de fondo. Y, ciertamente, cuando España está ya claramente instalada en el crecimiento económico parece obligado que estas circunstancias favorables beneficien también a los trabajadores. Los sindicatos no tienen hoy en día el ascendiente y la relevancia que alcanzaron en otros momentos. Pero siguen siendo fundamentales –junto a los demás agentes sociales y a las administraciones– en la indispensable tarea del diálogo social, que debe ser el cauce para alcanzar un reparto más equitativo de la riqueza y unas mejores condiciones laborales.