Miles de pensionistas han salido durante semanas a las calles, aguantando frío y lluvia, para pedir una compensación digna a toda una vida de trabajo. Para exigir que no se les considere ciudadanos de segunda, y dar la voz de alarma a las siguientes generaciones que ni siquiera tendrán acceso a la pensión que ellos reciben hoy. El sistema se resquebraja y hay que hacer algo, nos han gritado mientras exhibían sus estrecheces para nuestro sonrojo. No obstante, la respuesta del presidente del Gobierno fue hacer caso omiso, y lanzar unas migajas en forma de rebajas fiscales.

Los pensionistas no lograron convencer ni conmover a Rajoy. Suerte que los jubilados vascos fueron muchos y contundentes, y que el PNV escuchó y se ha puesto las pilas. Y ahora, sí, las pensiones suben. Rajoy pasa de la gente pero no del PNV. Son cosas que conviene anotar en la memoria. Como en la memoria están aquellos pactos, primero de González y después de Aznar, con PNV y CiU para mantenerse en el Gobierno. En política lo imposible deja de serlo cuando hay que aprobar presupuestos o se acercan unas elecciones. Y el nacionalismo... ni tan malo.