Los Presupuestos

Mariano Rajoy, en el Consejo Extraordinario de Ministros.
El presidente del Gobierno Mariano Rajoy
AFP

Si, como parece muy posible, el Congreso rechaza los Presupuestos, eso supondrá una seria derrota para el Gobierno de Rajoy. Uno de esos varapalos que, en circunstancias medianamente normales, llevarían aparejada casi necesariamente la convocatoria anticipada de elecciones. O, al menos, la presentación de una cuestión de confianza, que fácilmente podría convertirse en la destitución del presidente. Lo que ocurre es que hace mucho que España no vive en circunstancias políticas normales. La fragmentación del Parlamento –después de la muerte del tan denostado bipartidismo– y la demostrada incapacidad de los dirigentes para construir mayorías implican que una hipotética caída de Rajoy abriría de nuevo, como tras las elecciones de diciembre de 2015, un largo periodo de interinidad. Y sumirse otra vez en el bloqueo político cuando la crisis catalana todavía dista mucho de estar cerrada parece la peor de las opciones. Así que, si no hay Presupuestos, lo que veremos será seguramente otro año de legislatura lánguida e improductiva. Porque, claro, pedirle al PNV que actúe con sentido de Estado es como pedirle peras a quien solo está pendiente de recoger nueces.