Macarrismo

Alberto Cubero, concejal de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Zaragoza, en una rueda de prensa anterior.
Alberto Cubero, concejal de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Zaragoza.

Baladronadas y exabruptos parlamentarios ha habido siempre, pero de un tiempo a esta parte hay quien parece empeñado en dar el salto a la era del macarrismo político. A ver quién la suelta más bruta y más burda. La cosa va haciendo ranquin, pese a sus amplios precedentes. Porque sí, es cierto, en el parlamentarismo siempre han funcionado los insultadores oficiales. El ‘a la mierda, joder’ de Labordeta puede sonar versallesco frente a las vomitonas biliares del peneuvista Egibar. O la insensatez de Tamames acusando al socialista Yáñez de cosas raras que nunca pudo probar. Llegó luego el popular Rafael Hernando e hizo olvidar a casi todos. Salvo a Rufián, nacido para ejercer. Pero como en este mundo global todo se vive a escala, no nos íbamos a quedar aquí sin nuestro sin par. Se llama Alberto, se apellida Cubero, es teniente de alcalde de la quinta ciudad de España -Zaragoza- y de lo más faltón de Aragón entero. Tampoco es su mayor problema. Tiene tensiones peor resueltas con asuntos tan mundanales como el respeto, la libertad o la tolerancia. Y su democrático pensamiento todos conocéis: si no os gusta, "os jodéis". Su cultura, su filosofía, su política, su programa...