Otra ocasión perdida

Mariano Rajoy ha acudido al Congreso de los Diputados a hablar del futuro de las pensiones, pero apenas ha ofrecido alguna mejora puntual y un llamamiento genérico a crear empleo para que haya más cotizantes. Tampoco las propuestas de la oposición parecen las más adecuadas para asegurar la viabilidad de un sistema que sigue en déficit.

Concentración de pensionistas en la Plaza del Pilar el pasado 15 de febrero.
La inflación cuadruplica el alza de las pensiones
Oliver Duch

El presidente del Gobierno quiere calmar a los jubilados que se están movilizando por la mínima revalorización que han tenido sus pensiones. Para ello se ha presentado en la Carrera de San Jerónimo con un discurso tranquilizador y con unas pocas medidas inconcretas: ayudas para unos pocos en el IRPF, así como una mejora de las pensiones mínimas y de viudedad. En realidad, ha aprovechado el debate monográfico en el Parlamento para utilizar las pensiones como señuelo con el objetivo de lograr los apoyos suficientes para aprobar los Presupuestos de 2018 y, con ello, salvar la legislatura. La mejora de las prestaciones, que todos los grupos reclaman, solo será posible si hay Presupuestos. La reforma de las pensiones, uno de los desafíos más relevantes para la sociedad española, ha perdido así otra ocasión para profundizar en ideas, consensos y pactos de Estado. No ha habido grandes propuestas ni concreción por parte del Gobierno ni de la oposición. Todo sigue igual. No habrá marcha atrás en los cambios aprobados en 2013 ni revalorización de las pensiones según la evolución de los precios. Todo se fía a la creación de empleo, que es un factor esencial, pero el problema es que muchos de los nuevos puestos de trabajo son de bajos salarios. Y mientras sea así, será difícil que las cotizaciones garanticen la viabilidad del sistema y las mejoras que reclaman los pensionistas.