Arnaldo y los empresarios

‘Aquí no ha pasado nada, volvamos a empezar’, parece haber pensado el presidente de Confebask, que ha recibido cordialmente en su sede a Otegi y su plana mayor.

La organización patronal vasca Confebask ha tenido el 29 de enero una amigable cita con Arnaldo Otegi. El encuentro no ha trascendido, o apenas, fuera del País Vasco, a pesar de que los analistas regionales le han atribuido un marcado "carácter simbólico". Y tanto que sí.

Los patronos extorsionados, secuestrados y muertos por etarras, junto con sus familias, también habrán otorgado gran significado al apretón de manos entre el post-etarra y el presidente de los patronos, fotografiado por un montón de reporteros. En efecto, el personaje más característico del complejo ETA-Batasuna-Bildu ha sido recibido en su sede social por Roberto Larrañaga, en una "normalidad institucional absoluta". Durante un par de horas, departieron sus respectivas planas mayores –estaba Maddalen Iriarte, activista avezada y notable activo de Bildu en Guipúzcoa–, a razón de cuatro integrantes por cada parte. Estudiaron "los retos a los que se enfrenta el país", para buscar juntos soluciones a los problemas de empleo y precariedad laboral. Todo anduvo sobre ruedas y, según Confebask, "en un ambiente de respeto mutuo y cordialidad". Conmueve comprobar este respeto de Larrañaga por Otegi y cómo le dedica un trato cordial, correspondido simpáticamente por su sonriente invitado.

La serpiente sigue viva

El emblema de ETA tiene dos símbolos. Un hacha para matar y una astuta serpiente, que planifica las muertes, las emboscadas y las argucias. El lema ‘Bietan jarrai’, ‘Ambas a un tiempo’, enuncia que no funcionan la una sin la otra. Sin embargo, de tanto matar, el filo del arma, lleno de melladuras, ya no corta y el astil se ha quebrado.

La serpiente, sola, carente de brazos y sin su sanguinaria segur, ha discurrido mudar de piel, para parecer otra cosa. Declara que, en realidad, no le gusta la sangre. Su transformismo ha tenido éxito.

Muchos suspiran aliviados por haberse librado de la letal inquisición nacional-revolucionaria. Otros más se han apuntado a la nueva imagen porque no están muy al tanto de lo que sucedió en el último medio siglo en materia de crímenes aberzales... o porque prefieren vivir en la confortable inopia sobrevenida del ‘total, los muertos no van a volver’.

A qué buscarse problemas

La serpiente, hoy, se llama Otegi y en su rastrero biotopo es el arquetipo del patriota. Nadie le impide –a la vista estᖠpredicar sus revoluciones paramarxistas y lanzar los ‘irrintxis’ nacionalistas que pregonan su empatía fraterna con los ‘gudaris’ de ETA. Pero sí ha estado preso: por secuestrador (de Luis Abaitua, directivo de fábrica, 1979: le hicieron la ruleta rusa).

Pelillos a la mar, habrá pensado el confebasko Larrañaga. Como si Otegi hubiera reconocido un poquito su exceso criminal, como si se hubiera mostrado arrepentido en algún grado de sus desmanes y los de sus camaradas. Pero, no. Nadie le ha oído palabras que vayan más allá de ‘lamentar’ los sufrimientos pasados, en general.

Lo que ha consentido Confebask con este encuentro público, cuidadosamente diseñado y exhibido, es que Arnaldo Otegi quede investido de autoridad moral. La representatividad política la tiene, otorgada por los votos de la congregación electoral cuya cabeza representativa es él. Nadie puede quitársela. Muchos la lamentan, pero no la discuten. Otra cosa, sin embargo, es acogerlo en casa cordialmente y sancionar con un público apretón de manos la buena disposición a hablar, negociar y debatir con alguien de su catadura las líneas de cooperación para encauzar la vida económica vasca. ¿Por qué vías y hacia qué horizontes que los empresarios quieran asumir?

Que se sepa, la gente con la que ha militado Otegi toda su vida ha venido mostrando gran capacidad gestora para obtener pingües ingresos por vías como la extorsión, la amenaza, el secuestro y el tiro en la cabeza. En el movimiento de capitales ha descollado su pericia para causar su emigración del territorio vasco, en forma de empresarios despavoridos y de destrucción de empleos generada por el terrorismo patriótico.

Desde hace meses, los españoles tienen los ojos fijos en el desgarro político que el espejismo separatista está produciendo en Cataluña. Eso atenúa la atención a los medidos movimientos del separatismo en el País Vasco y, sobre todo, en Navarra, anhelo común de sabinianos y postetarras. Es un caso que lleva mal camino, sin que el Estado y su Gobierno den muestras de advertirlo.

Bildu dice que ha abierto un tiempo nuevo. Pero, ¿entonces, por qué pone en primer plano al viejo Arnaldo? Porque así se evidencia el trágala: antes y ahora somos lo mismo, aguantaos.

Confebask finge no ver la huella de su capucha negra y las gotas de sangre reseca en sus dedos. En vez de matanzas, Otegi propone una manita de mus a Larrañaga. Este lleva duples de reyes, pero le acepta ‘cordialmente’ un órdago a chica, para que no se diga. El pasado ya se fue, a qué buscarse problemas... Ha admitido a la víbora como animal de compañía.