Ante el espejo

El esperpento, universal y tan español, resume los insólitos acontecimientos de Cataluña y no llega a aliviar del todo el pesar que producen. El desternillante discurso de Albert Boadella como presidente de Tabarnia en el exilio situaría a Carles Puigdemont ante su ridículo si no fuera por que el expresidente no está solo en permanente conflicto con España y con la legalidad; también, sobre todo, está en lucha contra la realidad. La fantasía de un paraíso irreal, tan utilizada por todos los líderes mesiánicos, es a veces tan irresistible que familias enteras han llegado a comprar un pasaje para la anunciada nave espacial que debía recogerles para conducirles a un planeta feliz. Realismo ha sido la palabra más utilizada por los líderes de ERC, escaldados por las jugadas de sus socios de la antigua Convergencia, pero todavía empeñados en seguir acompañando a Puigdemont en su huida hacia ningún sitio. El comunicado conjunto de los socios, emitido ayer por la noche, víspera de la constitución del ‘Parlament’, corrobora que se miran ante un espejo deformante, que lejos de devolverlos a la cordura, los empuja a repetir errores demasiado costosos.