La batalla de la prensa

La escasa atención prestada a los corresponsales internacionales por parte del Gobierno español ha provocado que, en la crisis catalana, haya perdido una significativa batalla en una parte no despreciable de la prensa extranjera, aunque no en toda.

El Gobierno y España han perdido en no poca medida la batalla de Cataluña en una parte no despreciable de la prensa extranjera. Uno podría centrarse en el ‘New York Times’, con su corresponsal Rafael Minder tocado sentimentalmente por el embrujo catalán, o en el sesudo ‘Le Monde’, con conclusiones que él mismo condenaría fulminantemente si un hecho rebelde como el catalán se produjera en la jacobina Francia. Pero me voy a limitar al ‘Financial Times’, quizás el diario de mayor influencia entre los dirigentes europeos.

Las crónicas de su anterior corresponsal en estos tres últimos años han pecado de una cierta equidistancia entre las posturas de Madrid y las de la Generalitat. Frecuente era que citara en una crónica a más voces separatistas catalanas que a personas de Madrid, Sevilla o Valencia.

El nuevo corresponsal no ha variado la tendencia. En el ejemplar del martes día 10 hacía un cóctel que agradaría a los separatistas. El editorial era ortodoxo. Llamando al diálogo, sostenía que la participación en el "referéndum ilegal" no fue voluminosa, que la Generalitat ha aprobado leyes que no tienen base legal y que los separatistas estaban deseando, para que saltara a la prensa, que aparecieran policías pegando a manifestantes, algo que el Gobierno debió prever. Sin embargo, los titulares de primera hacían el juego a los separatistas: "El presidente catalán insta a Bruselas a que medie en el choque", "La región busca evitar una ruptura traumática con España". Si en el titular, llamativo, ya había algo que es oro molido para los separatistas, esa crónica y las de los días anteriores fueron una muestra de inclinaciones que nos son perjudiciales. Reseño:

1.- Se repite la coletilla de que el referéndum es ilegal "según la ley española", pero nunca se aclara que lo sería en casi todas las constituciones del mundo.

2.- Se comienza a menudo la crónica con una frase de un separatista de corte tremendista: "Mucha sangre se ha derramado por la independencia", etc.

3.- No se cuestionan las cifras, fantasiosas para un observador imparcial, dadas por la Generalitat, sobre participación, resultados, número y gravedad de los heridos el 1 de octubre, etc.

4.- No se hace referencia a irregularidades que en Gran Bretaña producirían hilaridad y descalificarían completamente la votación: recuentos de papeletas durante una misa, pruebas irrefutables de que una persona podía votar seis u ocho veces, ausencia de censo… Por supuesto que no hay la menor explicación sobre que las cargas policiales, cuando las hubo, ocurrieron porque multitud de personas impedían que las fuerzas del orden cumplieran con su deber de impedir un acto ilegal. Tampoco de la ilegal espantada de los Mossos.

Alguien deducirá que este relato sesgado en un periódico serio es fruto del sensacionalismo congénito a cualquier periodista que prefiere subrayar lo ruidoso antes de fijarse en ‘detalles’ que pueden arruinar su crónica. Un poco de razón tendrá, pero mencionaré otras causas de más calado:

1.- Los dirigentes separatistas llevan años adulando a toda la prensa extranjera, atendiendo directamente sus llamadas telefónicas y, por supuesto, trabajándose a alguna redacción extranjera a través de ‘lobbies’ que han contratado para este propósito.

2.- El Gobierno español no ha hecho los deberes en este sentido, a pesar de que más de uno hemos avisado de que en este terreno no cabía el menor pasotismo. Su atención a los corresponsales extranjeros ha sido mediocre y no continuada. La décima parte de la prestada por Mas, Puigdemont y sus colaboradores.

3.- El PSOE ha mostrado poco celo para conseguir aparecer en los medios extranjeros, al ser diferente su voz de la del Gobierno, para refutar las pamemas de los independentistas y mostrar que la unidad de España es sagrada para los socialistas.

¡Así nos va! El PP y los socialistas deberían haber tenido más Piqués (el exministro) y más Borrells. No los tienen o no han querido dar la cara.