Susana Díaz se enfrenta a un futuro incierto tras perder las primarias

Ni los peores pronósticos vaticinaban una derrota de este calibre, máxime tras el optimismo con el que su candidatura ha afrontado el proceso.

Susana Díaz durante su comparecencia en Ferraz tras la victoria de Pedro Sánchez en las primarias.
Susana Díaz durante su comparecencia en Ferraz tras la victoria de Pedro Sánchez en las primarias.
Efe

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, se enfrenta a un futuro incierto tras su abultada derrota en las elecciones primarias del PSOE, con menos votos que avales incluso en su comunidad autónoma.

Ni los peores pronósticos vaticinaban una derrota de este calibre, máxime tras el optimismo con el que su candidatura ha afrontado el proceso, especialmente tras el debate del pasado día 15.

El primer reto que tiene que afrontar en el ámbito orgánico es el congreso regional del PSOE andaluz, cuya fecha aún no está cerrada -se baraja julio o septiembre- y en las actuales circunstancias casi nadie duda de que la unidad que recompuso en 2013, cuando accedió a la secretaría general en sustitución de José Antonio Griñán, se resquebrajará.

Los afines a Pedro Sánchez en Andalucía plantearán, previsiblemente, una candidatura alternativa a la de Susana Díaz en en el próximo cónclave regional, no tanto con el objetivo de derrocarla, sino para asegurarse su participación en la toma de decisiones en esta nueva etapa.

Tampoco lo va a tener fácil en su tarea al frente del Gobierno andaluz, con la oposición recordándole cada día, con toda probabilidad, que "ni siquiera los suyos" han confiado en ella.

Tal vez por ello, en su breve comparecencia ante los medios de comunicación tras conocerse los resultados de las primarias, Díaz ha expresado su agradecimiento -hasta en dos ocasiones- de forma "especial" a los socialistas andaluces por la "valoración de las políticas llevadas a cabo" por su gobierno.

Díaz, a quien como alguna vez ha confesado no le gusta perder "ni al parchís", ha resumido en una palabra la tarea que le queda por delante: "trabajar", aunque la ha extendido al conjunto del partido.

Está por ver la actitud que va a mantener en esta nueva etapa con Pedro Sánchez, al que sólo hace unos días le acusó de ser "el problema" y no ella, y a quien retiró su confianza en 2014 sólo unos meses después de haberle aupado a la Secretaría General.

La presidenta andaluza no ha conseguido, como ansiaba, romper el "techo de cristal" en el PSOE, pese a que en este proceso ha contado con el respaldo decidido de "pesos pesados" de su partido, como Felipe González, Alfonso Guerra y José Luis Rodríguez Zapatero, además de la mayoría de los actuales barones.

A sus 42 años, la socialista sevillana cuenta con un extenso currículum político: menos eurodiputada, ha ocupado casi todos los cargos posibles, pero la secretaría federal del PSOE se le ha resistido.

Impulsiva, vehemente e implacable con sus adversarios políticos, Díaz ha sido identificada como la "candidata de la derecha" durante este proceso de primarias, mientras que los suyos la consideran una especie de "guardiana de las esencias" que se ha ofrecido a liderar un proyecto "100% PSOE".

Seguramente, los militantes conservan aún la imagen de aquel fatídico 1 de octubre, de las semanas previas y posteriores al comité federal, y siguen identificando a Díaz como la que encabezó la operación para tumbar a Pedro Sánchez.

Finalmente, no ha conseguido remendar, como pretendía, los jirones de la destrozada tela socialista. Esto era algo más que "coser y cantar".

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