No por mucho madrugar se consigue gobernar

Los candidatos que han pisado los colegios electorales en segundo lugar han tenido mucha más suerte en el resultado final.

Los tres candidatos a los que sí les valió la pena madrugar.
Los tres candidatos a los que sí les valió la pena madrugar.
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Desde la instauración de la democracia en España se han vivido 12 jornadas de elecciones generales. Los colegios electorales abren a las 9.00 y cierran a las 20.00. Hay 11 horas para ejercer el derecho al voto, y ninguna prisa, aunque los líderes de los principales partidos no suelen dejar la tarea para la tarde. Eso sí, ser el primero en llegar no garantiza nada: de hecho, solamente el 25% de las veces ha ganado en las urnas españolas el candidato más madrugador a la hora de ir a votar.


Los segundos en pisar su colegio electoral han tenido mucha más suerte en el resultado final: siete victorias.



Hay dos casos extremos de premio a quienes tuvieron menos prisa: en 1979, a pesar de ser el último de los cuatro favoritos en votar, ganó Adolfo Suárez. Lo mismo ocurrió con Felipe González en 1982.


Las tres veces en las que madrugar y ganar fueron de la mano llegarían en 1993 (Felipe González), 2000 (José María Aznar) y 2008 (José Luis Rodríguez Zapatero).


Con estos datos, no sería raro ver a los candidatos apagando el despertador varias veces, perdiendo tiempo a las afueras de los colegios electorales, atentos a la señal de sus asesores, tomando un copioso desayuno o jugando al pádel, y así esperar a ser los segundos protagonistas del día en votar. Parece que la medalla de plata en esta carrera da suerte…

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