Adiós a la imagen del dolor del mayor atentado de Europa

Pilar Manjón llevaba doce años al frente de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo.

Imagen de archivo de Pilar Manjón
Imagen de archivo de Pilar Manjón.
EFE

Pilar Manjón ha dicho adiós después de doce años al frente de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, en los que ha sido el símbolo del dolor de una madre que luchó por las víctimas del mayor atentado de la historia de Europa, el de los trenes en Madrid en 2004.


Todo el mundo recuerda la imagen de Manjón el 15 de diciembre de 2004 cuando compareció en la comisión de investigación en el Congreso de los Diputados y acusó a los políticos de olvidarse de que hablaban de 192 muertos y heridos.


Contundente, precisa, entera en la medida de lo posible, pero dando todo el tiempo la sensación de poder morirse de dolor en cualquier momento, la madre de Daniel Paz Manjón hizo enmudecer a todos con una dura intervención.


"¿De qué se ríen, señorías?", fue el reproche de Pilar Manjón a una comisión que debatió "de circunstancias, de manejos y manipulaciones, de desinformaciones, de confidentes y de desconfianzas, de circunloquios o periferias. Han hablado, señorías, de ustedes. Esencialmente, de ustedes. Ha sido la comisión de ustedes y para ustedes".


Los atentados del 11-M cambiaron su vida para teñirla de negro, un luto visible en su vestuario y en su rictus, que, sin embargo, no ha empañado nunca la reivindicación, porque en todos los actos Manjón siempre ha lanzado críticas a la clase política, a la que ha exigido que dejasen de utilizar a las víctimas como arma arrojadiza.


"Olviden por un momento su autobombo y pónganse el traje del respeto y la humildad cuando hablen de nosotros. Cualquiera pudo ir en los trenes y ese día fuimos conscientes de que somos potenciales víctimas y a cualquiera le puede llegar el turno de llorar", dijo el pasado 11 de marzo en el duodécimo aniversario de la tragedia.


Nacida en Cáceres hace 58 años, separada y madre de dos hijos, estudió Ingeniería Técnica Agrícola y, tras aprobar unas oposiciones, entró a trabajar en el Ministerio de Defensa en 1978. Un año antes se afilió a CC.OO., sindicato en el que llegó a ocupar un cargo como vocal en la comisión ejecutiva de Madrid.


Cuando las bombas de los trenes le arrebataron a su hijo con 20 años en la estación de El Pozo, Pilar Manjón confesó que empezaba su calvario. Pidió la baja laboral en el Instituto Nacional de Técnicas Aeroespaciales y fue nombrada portavoz de la asociación.


Muy crítica contra quienes enarbolaron la teoría de la conspiración que veía detrás de esas bombas la mano de ETA, censuró hace unos meses a los que le gritaron que no quería saber la verdad. "A nosotros, que pusimos los muertos", enfatizó Manjón.


Asistió a todas las jornadas del juicio del 11-M, que hoy recuerda en la carta que ha remitido a todos los socios de la asociación en un "hasta siempre", porque deja claro que "ni dimite ni la echan", sino que se marcha porque después de doce años "hay que cambiar las caras por estética y por ética".


Deja la presidencia con la satisfacción de que los afectados han cobrado sus indemnizaciones y de que la asociación siempre ha sido el punto de encuentro para "diluir tensiones, abrazarnos y compartir la lucha por la verdad y la justicia".


Un combate en que siempre ha dejado un sitio especial para la esperanza parafraseando al escritor libanés Khalil Gibran: "En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante y, detrás de cada noche, viene una aurora sonriente. Aún nos queda la esperanza".

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