El nuevo tribunal del caso Gürtel

Ángel Hurtado y José Ricardo de Prada, los nuevos magistrados de la Audiencia Nacional.

Ángel Hurtado y José Ricardo de Prada, los nuevos magistrados de la Audiencia Nacional que juzgarán el caso Gürtel tras la salida forzosa de Concepción Espejel y Enrique López, aportan al tribunal perfiles ideológicos distintos (uno conservador y otro progresista) y maneras dispares de aplicar justicia.


Tras la salida del mediático Enrique López, De Prada es ahora el miembro más conocido del tribunal de la sección segunda que juzgará la Primera Época de Gürtel (1999-2005), tanto por sus ideas progresistas como por su particular visión de ETA, lo que ha suscitado no en pocas ocasiones el malestar de las víctimas de la banda terrorista.


Sus intervenciones públicas en foros judiciales levantan ampollas, como cuando en una charla sobre terrorismo en 2007, salió en defensa del etarra huido Iñaki de Juana Chaos, señalando que fue "condenado por terrorista" y "tras cumplir su pena", se le volvió a condenar "por hechos que no tienen relación con el terrorismo, tratándole como terrorista", en alusión a la causa por enaltecimiento que todavía hoy le mantiene en busca y captura.


También han sido sonadas algunas de sus sentencias o, más bien, los votos particulares que ha adjuntado para discrepar de la opinión mayoritaria de sus compañeros de tribunal, como el que emitió en abril de 2011 justificando el "chivatazo" con el que se alertó a ETA sobre una operación contra su red de extorsión en 2006 en el bar Faisán de Irún como parte "de un proceso de negociación política".


Ante ese argumento, el PP (que entonces estaba en la oposición) expresó, a través del diputado Ignacio Gil Lázaro, su "inmenso estupor" jurídico y ético por lo que consideraron un intento del magistrado "de deslegitimar la actuación de aquellos que desde la judicatura o el Parlamento solo pretendemos que se sepa la verdad".


Otro caso más reciente es el voto que hizo a la sentencia en la que sus compañeros de la sección segunda -Concepción Espejel y Ángel Hurtado- condenaron a un año de cárcel a un joven que fue pillado in fraganti mientras pintaba en una calle de Lesaka (Navarra) el anagrama de ETA y las frases en euskera "Estamos orgullosos de vuestra lucha", "Viva vosotros" y "El pueblo está con vosotros".


De Prada entendió que había que absolverle porque se trataba de "un texto inacabado de contenido interpretable", escrito "en una pared de una casa de una calle no céntrica de una pequeña población" y que no traslucía "ninguna clase de apoyo explícito o implícito, directo o indirecto, al terrorismo".


Al juez Ángel Hurtado, designado por su parte presidente del tribunal y ponente de la sentencia de Gürtel, se le sitúa en una esfera conservadora, al igual que al tercer miembro del tribunal y único que permanece desde su constitución en junio (Julio de Diego), tras haber prosperado ayer las recusaciones planteadas para evitar que López y Espejel juzgarán estos hechos por su afinidad al PP.


Hurtado ha dado bastante menos que hablar que su compañero De Prada y podría decirse que es su polo opuesto.

Un claro ejemplo de esa divergencia, es el voto discrepante que emitió Hurtado frente a la decisión mayoritaria del pleno de la Audiencia Nacional de hacer extensiva a todos los etarras en la misma situación la sentencia del tribunal de Estrasburgo que derogó la doctrina Parot en el caso de la etarra Inés del Río Prada.

"Ya han surgido opiniones que mantienen que la referida sentencia, de aplicación, efectivamente, al caso concreto, no necesariamente descarta por completo que la doctrina Parot pueda seguir siendo de aplicación a otros, en función de las circunstancias concurrentes en cada caso", apuntaba

Advirtió además de que en España existe un "vacío legislativo" para dar efectividad a las decisiones del TEDH y planteó que estas cuestiones fueran siempre competencia del Tribunal Supremo y no de la Audiencia Nacional.

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