Plan Ibarretxe vs Plan Mas

El Congreso debate la petición de Cataluña para poder celebrar una consulta de autodeterminación.

El Congreso de Diputados debate la proposición de ley del Parlamento de Cataluña que pide delegar en la Generalitat la competencia para convocar la consulta soberanista del 9 de noviembre, un debate con un único precedente en la Cámara baja, el conocido como Plan Ibarretxe, rechazado en febrero de 2005.


Aunque el fondo de ambas iniciativas es similar, solicitar una consulta sobre el futuro del País Vasco y de Cataluña, la principal diferencia estriba en el protagonismo que le han imprimido sus principales impulsores.


El lehendakari Juan José Ibarretxe dio nombre a su plan, y no tuvo reparos en acudir personalmente al Congreso para defenderlo ante una abrumadora mayoría parlamentaria que le dio un sonoro portazo.


Frente a la actitud de Ibarretxe, Artur Mas ha preferido quedarse en un segundo plano y que sean tres diputados del Parlament los que presenten ante el Congreso la propuesta de consulta, al entender que no es una iniciativa de la Generalitat, sino de la mayoría del pueblo de Cataluña.


Una decisión que ha sido duramente rechazada por los partidos no nacionalistas que han acusado a Mas de "cobardía" y de no querer asumir el coste de la segura derrota en Madrid.


En su nombre, acudirá como invitado al Congreso su conseller de Presidencia, Frances Homs, y una nutrida representación de los partidos catalanes que han pactado el contenido de la consulta en el Parlament.


También habrá "desembarco" de las formaciones que no apoyan la consulta, como el PP, PSC y Ciutadans, que enviarán delegaciones a Madrid, con Alicia Sánchez Camacho y Albert Rivera como cabezas visibles.


Desde aquel Plan Ibarretxe han pasado ya más de nueve años y han cambiado sus principales actores.


Frente al lehendakari se situó en febrero de 2005 el entonces presidente del Gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero y ahora será el Ejecutivo de Mariano Rajoy, el que se enfrentará al reto soberanista de Mas.


Antes de aquel debate de 2005, que duró más de ocho horas, Zapatero ya advertió a Ibarretxe de que mientras estuviera al frente del Gobierno jamás se aprobaría su plan de secesión.


Un aviso que también ha lanzado una y otra vez Rajoy, que ha dejado claro que la consulta soberanista no cabe en la Constitución.


Más allá del tiempo transcurrido, el Plan Ibarretxe y el "Plan Mas" también tienen diferencias en su propio planteamiento.


Mientras la propuesta en Cataluña tiene como objetivo principal la consulta y de ahí, si la mayoría de catalanes lo desea un proceso a la independencia, la iniciativa vasca era un plan articulado por fases.


Aquella propuesta estatutaria reconocía el derecho del pueblo vasco a decidir su futuro y contemplaba la creación de un poder judicial propio, la nacionalidad vasca, una ley de partidos propia y la posibilidad de convocar referendos.


El "Plan Ibarretxe" fue aprobado por el Gobierno Vasco el 25 de octubre de 2003 y por el Parlamento Vasco el 30 de diciembre de 2004 con los votos a favor de PNV, EA e IU, entonces socios en el Gobierno, y de tres diputados de Sozialista Aberzaleak (SA), sucesora de Batasuna, y el rechazo del PSE-PSOE y del PP.


Un mes más tarde, el 1 de febrero de 2005, el propio Ibarretxe defendió su propuesta en el Congreso y tras casi ocho horas de debate la Cámara rechazó la reforma estatutaria por 313 votos en contra, 29 a favor y dos abstenciones.


Parecía que se ponía punto y final a los planes del lehendakari, pero Ibarretxe convocó elecciones autonómicas y después de ganarlas anunció la celebración de una consulta popular sobre el futuro del País Vasco.


La ley de consulta fue aprobada por el Parlamento Vasco el 27 de junio de 2008, pero recurrido poco después por el Gobierno y el PP ante el Tribunal Constitucional (TC).


El Alto Tribunal admitió los recursos y declaró nula la consulta vasca por invadir competencias del Estado.


Una situación que podría repetirse si el Parlament continúa a partir de este martes con su "plan B": Una ley de consultas catalana.


De fracasar esa segunda intentona, la Generalitat tiene una última alternativa en la manga, la convocatoria de unas elecciones plebiscitarias.