La influencia del señor D'Hondt

Quien no conozca la ley electoral española puede pensar que el reparto de diputados autonómicos y concejales de esta noche será totalmente proporcional al número de votos que reciba cada partido. Sin embargo, existen una serie de peculiaridades que se acordaron durante la Transición para favorecer la formación de mayorías estables y que hacen que esa relación entre sufragios y representantes no sea tan directa. Los grandes perjudicados de las necesidades de aquel momento histórico son los partidos minoritarios.


La primera de esas particularidades es el sistema de reparto de los escaños o los ediles. En España se utiliza la ley D’Hondt, una fórmula creada por el matemático y jurista belga Víctor D’Hondt en 1878 que también se utiliza en otros muchos países como Israel, Japón, Portugal o Suiza. Este sistema es proporcional, pero no proporcional puro, lo que favorece, por ejemplo, que un partido pueda obtener mayorías absolutas con apenas el 35% de los votos totales.


El funcionamiento de la ley D’Hondt se explica en el gráfico adjunto, pero básicamente consiste en dividir el número de votos conseguidos por cada formación entre 1, 2, 3... y así sucesivamente hasta completar el número de representantes en juego. Hechos los cocientes, se van otorgando los diputados o los concejales a los números resultantes más altos.


Al primar a los partidos grandes frente a los minoritarios, la ley D’Hondt produce diferencias sensibles entre los porcentajes de voto y los porcentajes de representación. Así, en las elecciones autonómicas de 2007 el PSOE obtuvo el 44,7% de los escaños de las Cortes de Aragón con el 41% de los sufragios y el PP, el 34,3% con un 31% de apoyos._En el extremo contrario, Izquierda Unida consiguió un único diputado autonómico –el 1,5% del total– pese a haber recibido el 4,1% de los votos y Chunta logró un 5,9% de los escaños con un 8,1% de apoyos. El PAR, por su parte, se quedó con el 13,4% de la representación a través de un 12,1% de votos.

Pero ¿qué ocurriría en Aragón si el sistema de distribución electoral fuera otro? HERALDO ha hecho un reparto de las Cortes aplicando un sistema proporcional puro a los resultados de las autonómicas de hace cuatro años y los resultados muestran que la variación en el número de diputados que le habrían correspondido a cada partido vuelve a ser llamativa.Las Cortes actuales, sin D’Hondt

El PSOE habría bajado de sus 30 escaños actuales a 28, y el PP, de 23 a 20. El PAR habría mantenido los 9 representantes que tiene ahora, y los grandes beneficiados habrían sido CHA e IU: la coalición de izquierdas habría subido de 1 a 4 diputados y los nacionalistas, de 4 a 6. Como se ve, con ese reparto el PSOE habría podido seguir eligiendo entre gobernar con el PAR, con CHA o con CHA e IU, pero socialistas y populares habrían perdido cinco escaños en favor de los partidos minoritarios.

Zaragoza, sin D’Hondt


La misma simulación, pero con los resultados obtenidos en 2007 en el Ayuntamiento de Zaragoza, arroja que PSOE y PP también _habrían perdido un concejal cada uno en favor de PAR e IU –en _este caso el partido que seguiría igual sería Chunta–. En este supuesto las posibles alianzas sí habrían variado, porque el pacto PSOE-CHA no daría la mayoría.

...y la de las circunscripciones

Además de la ley D’Hondt, otras dos particularidades condicionarán el reparto electoral en las elecciones de hoy: la división de Aragón en tres circunscripciones que coinciden con las provincias y la existencia de unos porcentajes mínimos de voto que si no se alcanzan suponen la eliminación de la candidatura: el 3% en el caso de los comicios autonómicos y el 5% en el de los municipales.


El primero de esos factores solo afecta a las elecciones a las Cortes, y tiene aún mayor relevancia porque en la asignación del número de diputados autonómicos que se eligen en cada circunscripción también incluye mecanismos de corrección que rompen la proporcionalidad –en este caso, para dar mayor peso político a las provincias con menos población–.

De esta forma, a Zaragoza le corresponden el 52% de los escaños del Parlamento aragonés –35 de 67– cuando por habitantes debería acaparar en torno al 72%. Por contra, Teruel tiene el 21% de los diputados autonómicos con un 10% de la población total y Huesca, un 26% con el 17%.

Esto significa, por ejemplo, que Zaragoza tiene un escaño en las Cortes por cada 20.000 electores, mientras que a Teruel le corresponde uno por cada 8.000. De la misma forma, en 2007 en Zaragoza para obtener un diputado autonómico hicieron falta 19.000 sufragios, cuando en Huesca bastaron unos 9.000 y en Teruel el PAR sacó tres con 16.000.Las Cortes, sin provincias


Al igual que sucede con la ley D’Hondt, los perjudicados por estos factores de corrección y por la existencia de tres circunscripciones son las formaciones minoritarias. Eliminando el reparto por provincias y haciendo la distribución como si Aragón fuera un único distrito, en las autonómicas de 2007 el PSOE habría bajado de 30 a 29 diputados; el PP, de 23 a 22;_y el PAR, de 9 a 8. Por contra, Izquierda Unida habría subido de 1 a 3 y Chunta, de 4 a 5. Una vez más, los socialistas podrían haber pactado tanto con los aragonesistas como con CHA o con CHA e IU.Los porcentajes mínimos


Si además de suprimir las provincias el reparto se hace de forma directamente proporcional, el PSOE y el PP habrían perdido dos escaños cada uno que habrían ido a parar a CHA e IU. Por su parte, el diputado que habría bajado el PAR habría ido a parar a Los Verdes siempre y cuando se hubiera eliminado el porcentaje mínimo del 3% que rige para las autonómicas y que también introduce factores de desproporcionalidad –en las municipales sube al 5%–.