ECONOMÍA

A la cabeza de Europa en inversiones viarias

El ritmo de inversiones en España, aunque decreciente, resulta mucho más elevado que en el Reino Unido y Alemania; y moderadamente superior al de Francia.

En España se ha hecho en los últimos años un importante esfuerzo en la construcción de autovías
A la cabeza de Europa en inversiones viarias
CONCHA SILVáN

La crisis económica y, principalmente, las restricciones presupuestarias de los Estados han puesto encima de la mesa el debate sobre la inversión pública en infraestructuras y su papel como motor económico. No hay duda de la importancia que este sector de actividad tiene sobre la economía española y del papel que ha desempeñado en los últimos años, no solo como inyección de vitalidad al crecimiento y nivel de empleo sino como mejora del posicionamiento competitivo del país. Hoy existen carreteras mejores que hace dos decenios; en veinte años se ha desarrollado una red de ferrocarril de alta velocidad que satisface; en la mayoría de los casos, una demanda de movilidad antes desatendida o inexistente; se han construido y mejorado aeropuertos en muchas ciudades españolas; y la inversión en infraestructuras portuarias ha conocido también un auge notable.


Sin embargo, el modelo del pasado no parece plausible para el futuro, no ya por la conveniencia o no de seguir dotando al país de infraestructuras que lo hagan más eficiente, cosa siempre deseable, sino por la delicada situación de las finanzas públicas y, lo que es peor, por el horizonte temporal en que se plantea un cierto saneamiento de estos desequilibrios presupuestarios.


El enorme esfuerzo en infraestructuras realizado en España se refleja, principalmente, a partir del año 2000, en el impulso dado a las inversiones en aeropuertos, ferrocarril y puertos ante las realizadas en la red viaria, más dotada con anterioridad. Con todo, las inversiones en carretera mantienen la primacía absoluta sobre el resto de medios de transporte a pesar del notable desarrollo de la red ferroviaria de alta velocidad, las fuertes inversiones en los aeropuertos, entre otros el de Madrid y el de Barcelona, y la progresiva modernización de los puertos, principalmente, Barcelona, Algeciras y Valencia.


Respecto al dinero público y privado inyectado en carreteras, comparando España con el resto de Europa, las menores diferencias en infraestructuras se contemplan en este ámbito, si bien el ritmo de inversiones en España, aunque decreciente, resulta mucho más elevado que en el Reino Unido y Alemania; y moderadamente superior al de Francia.


Italia, en contrapartida, tras un decenio con una inversión relativamente moderada, parece volver a apostar por las infraestructuras viarias a partir de principios de la década pasada, superando incluso las cotas de inversión españolas.