Moncayo, el monte sagrado para los odinistas

Quienes transitan por él aseguran que el monte rezuma magia. Se trata del monte sagrado para quienes profesan el Odinismo, religión que rinde culto a la naturaleza.

Grupo de odinistas en una de sus ascensiones al Moncayo, el que consideran su monte sagrado.
Grupo de odinistas en una de sus ascensiones al Moncayo, el que consideran su monte sagrado.
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En la frontera entre Soria y Zaragoza se erige imponente el Monte Moncayo. Con sus 2.314 metros de altitud, es la máxima cumbre del Sistema Ibérico y uno de los picos más relevantes de la Península Ibérica. Su prominencia y carácter de montaña hegemónica sobre las tierras del valle del Ebro ha contribuido a que haya sido considerada mágica y sagrada desde tiempos de la presencia de los celtíberos y la posterior conquista romana. Algo que aún se mantiene.


Y es que el Moncayo es el monte sagrado para quienes profesan el Odinismo, una religión reconocida oficialmente en nuestro país, donde suman más de 10.000 fieles, en 2007 y con anterioridad en Islandia, Noruega, Dinamarca y Suecia y que tiene una especial relación con la naturaleza, a la que rinde culto. Mucho tiene que ver en esta decisión el Ojáncano, "un ser maligno y monstruoso que se alimenta de osos o de lobos y se dedica a aterrorizar a los pastores y a los agricultores, cuyas aldeas y sembrados destruye durante la noche, roba los ganados o rapta a las pastoras guapas", tal y como explica el presidente de la comunidad odinista de España-Ásatrú, Ernesto García. "Posiblemente sea este genio el dueño y señor de Moncayo, a quien los celtíberos rendían culto y que los odinistas en España, asimilamos a Odín y rendimos culto a la montaña sagrada otra vez desde hace siglos", añade.


García hace referencia a cuando los antepasados se referían a "las antiguas leyendas que decían que en las inmediaciones de Numancia existía un bosque sagrado celta, que podría estar ubicado cerca de Beratón". "Se cree que lo celtíbero procede de Galicia, pero nosotros consideramos que parte del Sistema Ibérico, de la zona del Moncayo, donde se asentaron", explica. "Todas las leyendas constituyen el entorno simbólico-místico-mágico del Moncayo. Es la montaña mágica por excelencia", añade.La importancia de la naturaleza

Al igual que ocurría entonces con los celtas, los odinistas piensan que la divinidad "está en el entorno, en las fuentes, en las montañas, en los árboles, en las rocas...". Y todos esos elementos confieren magia a la montaña. "Solemos hacer ascensos al Moncayo y notamos una energía diferente. Los antiguos decían que guardaba un secreto y nosotros sentimos mucha magia cuando estamos allí. Es algo que no tiene ninguna otra", comenta el presidente de los odinistas en España.


Para los odinistas uno de sus pilares es la recuperación de las tradiciones. "Nosotros ya hemos empezado y tenemos en Moncayo un altar. Siempre que vamos nos encontramos con religiosos católicos, reafirmando el carácter sagrado de la montaña, aunque ellos no sepan por qué acuden exactamente", explica García, quien recuerda el vínculo católico existente tras el fallecimiento de Pablo Domínguez Prieto, un sacerdote diocesano, filósofo y teólogo español, autor de varios libros y decano de la Facultad de Teología San Dámaso de Madrid e impulsor de la Facultad de Filosofía San Dámaso de Madrid. Aficionado al montañismo, falleció en 2009 tras intentar salvar la caída de su acompañante, Sara de Jesús Gómez, cuando descendían de la única cima española de más de 2.000 metros que le quedaba a Domínguez por conquistar. "El alma de Pablo, al igual que la de mi hija ya forman parte del Moncayo", comenta el presidente de los odinistas, cuya hija, Paula, falleció cuando tenía 18 años. "Sus cenizas descansan allí, en nuestro monte sagrado, y estoy orgulloso de que reposen donde ella quería estar", reconoce García, quien explica que cuando transitan por el Moncayo este se comunica con ellos. "La montaña nos habla y para nosotros es una sensación muy especial", afirma.


Y puede que esta sensación la compartan con los católicos que también pasean por los senderos. "Cuando paseamos vemos a muchos católicos y en parte pensamos que acuden al Moncayo porque también es un espacio importante para ellos, tal vez por el fallecimiento de Pablo", comenta.


Para García, es "vital el reivindicar el Moncayo como monte sagrado". "Forma parte de la cultura ancestral. Es una manera de regresar al pasado. Yo creo que el Moncayo está en vuestra memoria genética, en la de los sorianos", sentenció.

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