Los aragoneses desperdiciamos al mes más comida que la que reparte el Banco de Alimentos en un año

Pese a la mayor concienciación, colectivos y organizaciones de consumidores piden que se impulsen leyes como en Italia o Francia.

Un grupo de personas buscan comida en un contenedor| HA
Un grupo de personas buscan comida en un contenedor| HA
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El 95% de los aragoneses tira a la basura una media de cinco kilos de comida en buen estado cada mes. Una cifra que por sí misma quizá no aporte mayor información que otros estudios sobre desperdicio de alimentos, pero que vista en número globales pone el foco sobre todo lo que se podría hacer con los productos que se desechan.


La empresa Food Saver ha proporcionado una de las últimas encuestas de este tipo donde se intenta medir la cantidad de alimentos que acaban siendo desaprovechados. Teniendo en cuenta sus datos, el conjunto de los hogares de Aragón desechan al mes en torno a 6,2 millones de kilos en sobras de la comida, alimentos que no han sido consumidos antes de llegar a su fecha de caducidad, o por una mala conservación de los mismos. Esto es prácticamente un millón más que la cantidad de comida que durante todo el 2015 repartieron los Bancos de Alimentos de las tres provincias aragonesas, unos cinco millones de kilos.


Los datos que aporta este estudio para los aragoneses no difieren demasiado de la media nacional, y tampoco se distancia de los cálculos que hace también pocas semanas emitió el Ministerio de Agricultura, que señalaba que en toda España el desperdicio podía llegar a los 1.325 millones de kilos anuales contando solo lo que se tira en los hogares, y no en bares, restaurantes o en el campo antes de llegar a cualquier centro de distribución.Organizaciones y colectivos piden una mejor regulación

Aunque los efectos de la crisis y la necesidad de muchas familias ha hecho que la concienciación en este sentido haya crecido de forma palpable durante los últimos años, cada vez son más las organizaciones de consumidores y colectivos que piden que se facilite una mejor gestión de esta comida, útil en muchas de las ocasiones, pero que acaba siendo retirada del mercado o en la basura.


La semana pasada era la OCU la que por medio de un comunicado exigía al Gobierno central la puesta en marcha de una ley similar a las que ya se han aprobado en otros estados del entorno como Francia o Italia, donde se imponen multas para las cadenas de supermercados, agricultores y otros productores y distribuidores que retiren comida de forma poco responsable e incentivos para aquellos que den salida como donación a los productos que ya no son óptimos para la venta al público por estar próximos a su fecha de caducidad.


“En Francia las organizaciones dedicadas a distribuir alimentos entre las personas necesitadas han celebrado esta norma porque facilita todo mucho. Aquí por ejemplo nos donan multitud de productos pero si están cerca de la fecha de caducidad tenemos que hacer un trabajo muy preciso para poder distribuirlos a tiempo. Con una normas de este tipo, en primer lugar se desperdiciaría mucho menos y creo que la coordianción también sería mucho mejor”, explica José Ignacio Alfaro, presidente del Banco de Alimentos de Zaragoza.


Y es que, a pesar de que en los últimos años cuesta encontrar cadenas o marcas que no hayan participado en donaciones y campañas de alimentos, la legalidad española aún está lejos de potenciar que se aproveche al máximo todos los productos que por una razón u otra no son ya vendibles.


“Lo primero de todo habría que tener claro la diferencia entre fecha de caducidad -que implica que puede haber riesgo sanitario- y la de consumo preferente, que afecta a las cualidades del producto como puede ser un peor sabor o un aspecto menos apetecible”, explica María Ramillete, miembro de Feeding Zaragoza, colectivo surgido en 2012 para denunciar el “despilfarro alimentario” y que consiguió dar de comer a 1.000 personas en la Universidad de Zaragoza utilizando solo productos cedidos por agricultores y supermercados descartados para estar en tienda o salir al mercado, pero sí aptos para el consumo y que en la actualidad se dedican a dar charlas en colegios para concienciar a los más pequeños.


“Tiene que haber una doble concienciación, tanto a nivel de las empresas como del individuo. Por una parte no podemos evitar cuando vamos al mercado comprar aquello que tiene una fecha de caducidad o consumo preferente más a largo plazo, dejando a un lado lo que está a pocos días de caducar. Es algo natural, pero tenemos que empezar a pensar que si estamos comprando algo que vamos a consumir a los pocos días nos puede hacer el mismo papel un alimento que esté más cerca de caducar que otro que no, y que así ayudamos a que la tienda tenga más margen y posibilidades de donar ese producto”, señalan desde Feeding, donde también creen que una norma de este tipo debería ser impulsada a nivel europeo al tiempo que la ciudadanía también va cuidando cada vez más sus hábitos.¿Y qué hacer en casa para evitar el despilfarro?

El propio Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente ha impulsado en los último años una campaña donde aporta un decálogo de buenas prácticas en en el hogar. Desde planificar el menú semanal a ordenar bien la nevera dejando más próximos los productos próximos a caducar, tirar a la basura solo lo que no sea reutilizable y, sobre todo, recordar que al tirar comida a la basura también se tira dinero.

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