La Policía evita que un padre zaragozano pague a una banda chilena por un secuestro virtual

La rápida actuación de dos agentes, que comprobaron que el hijo no estaba cautivo, frustró la estafa.


"Papá, papá, estoy secuestrado", escuchó un zaragozano al otro lado del teléfono de su casa. La alerta saltó el pasado jueves al mediodía. Una voz de acento suramericano continuó la llamada dándole órdenes para entregar 5.000 euros a cambio de la libertad de su hijo. La rápida actuación de la Policía Nacional evitó que pagara el rescate a una banda chilena después de que enviara un primer plazo en una oficina de Correos. Mientras, la Policía chilena detenía a una mujer implicada tras cobrar el dinero en Santiago de Chile.


El secuestrador virtual obligó al padre a mantener descolgado el teléfono fijo y utilizar el móvil para seguir la comunicación fuera del domicilio. Era como si lo guiara para evitar que el padre pudiera reaccionar de una forma más racional. Le mandó salir rápidamente, utilizar el manos libres en el coche, buscar un banco para sacar el dinero y hacer un giro desde una oficina de Correos a la cuenta que ellos le dijeron.


A lo largo de dos horas, no pudo colgar el móvil para que el secuestrador o secuestradores escucharan todos los movimientos y lo tuvieron bajo control. El padre llegó a realizar un primer pago para calmar a los supuestos secuestradores, que utilizaban un lenguaje muy agresivo para empujarle a enviar dinero. Pero después del primer envío avisó al empleado de la oficina de Correos con un cartel en el que escribió: "Tienen a mi hijo secuestrado y me están atracando por teléfono".


El aviso del empleado de la oficina a la Policía fue como un resorte, porque dos inspectores del Grupo de Atracos de la Jefatura Superior se presentaron inmediatamente en el lugar. Pudieron comprobar que el hijo no estaba cautivo y se lo comunicaron al padre para tranquilizarlo.


"Es un secuestro falso", le dijeron al oído, mientras los secuestradores virtuales mantenían la comunicación abierta con él amenazándole que dentro de su banda había "unos colombianos muy violentos" y podían empezar a golpear al hijo si no recibían el dinero rápidamente.


Estos hechos ocurrieron el pasado jueves durante más de dos horas (entre las 12.45 y las 15.00). Los inspectores de Zaragoza alertaron a la Comisaría General de Madrid para que avisaran a la policía chilena para que acudiera a donde se había ingresado el dinero. La actuación permitió la detención de una mujer que llevaba encima los 100 euros recibidos como una primera entrega.


Aunque la cantidad inicial era pequeña, en total le habían reclamado el pago de 5.000 euros por la libertad de su hijo. La víctima fue alargando la conversación con los secuestradores buscando excusas para no enviar más dinero desde la misma oficina porque se había estropeado la conexión. De esta manera, les dijo que debía trasladarse a otra entidad de Correos y así dio más tiempo a los investigadores chilenos para hacer la detención.


"Nunca me he visto en otra igual. Es un timo por teléfono, pero en toda la conversación hay delitos de amenazas muy duras y un secuestro por medio", explicó el padre afectado a HERALDO. "Menos mal que los policías llegaron muy rápidos y el empleado de Correos les avisó".


La investigación de la Policía no ha concluido porque hay más delincuentes implicados en esa banda organizada, que pretende causar un ‘shock’ emocional en la víctima para impedir pensar con claridad y responder a sus peticiones sin avisar a la Policía o contactar con el supuesto secuestrado. Fuentes policiales confirmaron que España había trasladado a Chile hace unos días a un policía especializado de la sección de secuestros y extorsiones de la Policía Nacional para contactar con los agentes chilenos y facilitó la reacción.

Más de diez denuncias

La llamada que recibió este padre no es la única, aunque en muy pocos casos llega a actuar la Policía porque las estafas telefónicas se comunican cuando ya han ocurrido. Más de una decena de personas han denunciado hechos similares en distintas provincias, entre ellas en Zaragoza, Huesca y Teruel. En todos los casos, los supuestos secuestradores exigían entre 600 y 6.000 euros bajo amenazas. Para estos actos delictivos se aprovechan de la información obtenida en las redes sociales para exigir un supuesto rescate.


El antecedente de esta ola de estafas telefónicas cometidas desde Chile se remonta a la primavera del año pasado, cuando se presentaron 162 denuncias (de ellas, 35 en Zaragoza). Esto llevó a la Policía Nacional a extremar la colaboración con sus compañeros de Chile para reaccionar con la mayor rapidez posible.

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