UCRANIA

Ucrania no prolongará el acuerdo sobre la permanencia de la Armada rusa en Sebastopol

La medida se toma después de que el alcalde de Moscú dijese que la base debe volver a ser de Rusia.

Las relaciones entre Rusia y Ucrania vuelven a estar en crisis. El motivo esta vez no hay que buscarlo en la factura del gas o en otra "revolución naranja" sino en las pretensiones territoriales de Moscú. El alcalde de la capital rusa, Yuri Luzhkov, exigió hace dos semanas que la base naval de Sebastopol, situada en la península de Crimea y en donde está amarrada la Flota Rusa del Mar Negro, sea devuelta a Rusia. Kiev ha respondido prohibiendo que Luzhkov vuelva a poner el pie en Ucrania y negándose a prolongar el acuerdo bilateral que hace posible la presencia de la Armada rusa en su territorio.


"Ucrania no abordará la cuestión del ampliar el plazo de permanencia de la Flota Rusa del Mar Negro en Sebastopol más allá del 28 de mayo de 2017. Después de esa fecha, todos sus efectivos deberán haber sido retirados totalmente del territorio ucraniano", decía una nota dada a conocer  por el Ministerio de Exteriores de Ucrania. El escrito hace referencia a una disposición del presidente ucraniano, Víctor.

Las relaciones entre Rusia y Ucrania vuelven a estar en crisis. El motivo esta vez no hay que buscarlo en la factura del gas o en otra "revolución naranja" sino en las pretensiones territoriales de Moscú. El alcalde de la capital rusa, Yuri Luzhkov, exigió hace dos semanas que la base naval de Sebastopol, situada en la península de Crimea y en donde está amarrada la Flota Rusa del Mar Negro, sea devuelta a Rusia. Kiev ha respondido prohibiendo que Luzhkov vuelva a poner el pie en Ucrania y negándose a prolongar el acuerdo bilateral que hace posible la presencia de la Armada rusa en su territorio.


"Ucrania no abordará la cuestión del ampliar el plazo de permanencia de la Flota Rusa del Mar Negro en Sebastopol más allá del 28 de mayo de 2017. Después de esa fecha, todos sus efectivos deberán haber sido retirados totalmente del territorio ucraniano", decía una nota dada a conocer ayer por el Ministerio de Exteriores de Ucrania. El escrito hace referencia a una disposición del presidente ucraniano, Víctor Yúshenko, fechada el pasado día 20, en la que ordena que el acuerdo de arrendamiento de las instalaciones militares de Sebastopol cese en 2017.


Aquel acuerdo, firmado el 28 de mayo de 1997, tiene una vigencia de 20 años y su texto contempla la posibilidad de ampliar su duración por otros cinco, siempre y cuando no lo denuncie ninguna de las dos partes. Rusia desea mantener la base de Sebastopol, por cuyo alquiler paga a Ucrania más de 70 millones de euros al año. Las autoridades ucranianas se lo estaban pensando. Hasta que llegó Luzhkov a Sebastopol, el pasado día 11 con motivo de la celebración del 225 aniversario de la Flota del Mar Negro, y proclamó a los cuatro vientos la soberanía rusa sobre el estratégico puerto ucraniano.


La primera medida fue vetar a Luzhkov el acceso a Ucrania. Moscú respondió el pasado jueves con una "lista negra" de políticos ucranianos que tampoco podrán viajar a Rusia. En su comunicado de ayer, la Cancillería ucraniana calificaba de "injustificada" la respuesta rusa. Se da la circunstancia de que dentro de Rusia hay quien cree que el alcalde moscovita ha ido demasiado lejos en sus declaraciones.


El representante ruso ante la OTAN, Dmitri Rogozin, considerado un nacionalista, estima que Luzhkov "debería haberse callado. Más que ayudar, sus palabras han complicado la negociación con Kiev" sobre la utilización de Sebastopol. El Ministerio de Exteriores ruso, sin embargo, sostiene que "Luzhkov sólo expresó una opinión compartida por la mayoría de los rusos, quienes acogieron con dolor la desintegración de la URSS".


Crimea entró a formar parte del Imperio Ruso en 1783, después de arrebatársela a los turcos. Sebastopol fue fundada por los rusos justo un año después. La población de la península está hoy día compuesta por rusos en casi un 70 por ciento. Sin embargo, en 1954, el entonces líder comunista, Nikita Jrushov, decidió que Crimea dependiera administrativamente de la república soviética de Ucrania. Tras la desintegración de la URSS y aunque a regañadientes, Moscú aceptó la soberanía ucraniana sobre el enclave y no parece probable que Kiev vaya a renunciar jamás a ella.