CONFLICTO EN AFGANISTÁN

Londres advierte de que lo más difícil de la ofensiva está por llegar

La población huye ante la ofensiva militar
Londres advierte de que lo más difícil de la ofensiva está por llegar
EFE

El Gobierno británico ha advertido de que lo difícil está por llegar en la ofensiva que los aliados comenzaron hoy contra los talibanes en el sur de Afganistán e informó de que el número de bajas entre los insurgentes es "relativamente bajo".


El general Gordon Messenger, responsable del Departamento de Comunicaciones Estratégicas, afirmó en una conferencia de prensa que el arranque de la operación Moshtarak "ha ido todo lo bien que podía haber ido", pero que se está en "la parte fácil" de la ofensiva.


En declaraciones en el Ministerio de Defensa, Messenger dijo que los militares que participan en la operación han logrado consolidar sus posiciones en el distrito de Nad-e-Ali, en la provincia de Helmand.


"No hay complacencia. Todo el mundo entiende que ésta es la parte fácil. La difícil es la siguiente, la de tranquilizar a la opinión pública", declaró el general británico, quien subrayó que el propósito principal de la mayor ofensiva desencadenada en el país desde la invasión en 2001 es "ganar la lealtad de la población local".


"Esa lealtad -añadió el general- no se gana en un día, sino con el paso del tiempo. No se puede hacer de una manera forzada".


El mando militar no pudo confirmar si se habían producido bajas entre las fuerzas británicas desde el inicio de la ofensiva y precisó que "en lo que se refiere a los insurgentes ha habido algunos que han fallecido pero en un número relativamente bajo".


Previamente, el nuevo comandante de las fuerzas de coalición en el sur de Afganistán, el general británico Nick Carter, afirmó que la ofensiva ha tomado por sorpresa a las fuerzas talibanes.


Helmand es el lugar de despliegue de las fuerzas británicas, que ya han sufrido en Afganistán un número mayor de muertos (257) que en la guerra de las Malvinas en 1982.

 

Al menos cinco soldados estadounidenses muertos

Al menos cinco soldados estadounidenses encuadrados en la OTAN murieron hoy al explotar un artefacto en el sur de Afganistán, informó la Alianza Atlántica.


En un escueto comunicado, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), misión militar bajo mando de la OTAN, reveló la muerte de los cinco militares de EE. UU. pero no concretó la provincia ni las circunstancias del ataque.


La explosión de bombas camineras al paso de los convoyes internacionales son el arma más letal del que hace uso la insurgencia talibán, sobre todo en las provincias sureñas y orientales fronterizas con Pakistán.


La mayor operación ofensiva desde 2001

Las tropas internacionales, con el apoyo de las fuerzas afganas, lanzaron la madrugada del sábado una masiva operación militar con 15.000 efectivos contra un bastión insurgente del sur de Afganistán, la mayor ofensiva en cuanto a número de soldados desde la caída del régimen talibán en 2001.


En varios comunicados, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), bajo mando de la OTAN, informó de que en el asalto participan unos 5.000 efectivos estadounidenses -la mayoría "marines"-, 2.000 militares afganos y un gran contingente del Ejército británico apoyado por soldados de Dinamarca, Estonia y Canadá.


La Operación Moshtarak ("Juntos" en lengua dari) persigue desalojar a los talibanes de Marjah, una de las plazas fuertes de los integristas en la extensa provincia sureña de Helmand.


Un comandante del Ejército afgano en esta región, Shir Mohamed Zazi, aseguró a Efe por teléfono que durante los primeros compases de la operación en Marjah y aledaños cinco supuestos talibanes perdieron la vida y ocho resultaron heridos.


Tres soldados estadounidenses encuadrados en la ISAF fallecieron también durante la jornada a causa de la explosión de una bomba de fabricación casera en el sur afgano, pero un portavoz de la OTAN confirmó a Efe que el ataque se registró fuera de Helmand, al margen de la ofensiva.


El ministro afgano de Defensa, el general Abdul Rahim Wardak, ofreció una rueda de prensa en Kabul para informar del desarrollo del asalto militar y dijo que las tropas aliadas por el momento tan sólo se han visto envueltas en episodios de "resistencia esporádica".


"En el flanco este han minado profusamente la zona, así que tenemos que ir despacio en el proceso de limpiar (de insurgentes) el área. Por ahora el avance sigue según lo previsto", resumió.


El ministro constató que en el pasado las fuerzas extranjeras y afganas han arrebatado a los insurgentes algunos de sus bastiones, pero tras el esfuerzo militar "no había una presencia permanente de las fuerzas de seguridad" que protegiera a los civiles.


Wardak garantizó que esta vez los efectivos permanecerán sobre el terreno y expresó su deseo de que la magnitud de la ofensiva desaliente a los talibanes que actúan en otros provincias y los empuje a entablar el diálogo con las autoridades, objetivo al que la comunidad internacional dio luz verde en la Conferencia de Londres de finales de enero.


"Necesitaremos tener más éxitos (militares) para crear esta percepción", admitió.


Otra preocupación del Gobierno afgano son las consecuencias humanas de esta ofensiva, motivo por el que el presidente afgano, Hamid Karzai, pidió a las fuerzas internacionales que eviten las bajas civiles y descarten el uso del poder aéreo en zonas donde se acumulen los civiles.


Karzai, en un comunicado difundido por el Palacio Presidencial, sostuvo en la misma línea que el ministro de Defensa que la operación es una oportunidad para que los insurgentes que desean abandonar la violencia "se reintegren en la vida civil".


Aunque Marjah tan sólo tiene una población de unas 80.000 personas, el mando militar internacional la considera clave por ser el único que los insurgentes controlan de forma total en Helmand, por constituir un núcleo del narcotráfico del que se nutre el movimiento talibán y por su ubicación central en la provincia.


"Marjah es el último santuario enemigo en la zona de operaciones de los marines" en Helmand, analizó en un comunicado de la ISAF el general de brigada estadounidense Larry Nicholson.


Marjah se había convertido en un centro de operaciones talibán desde el cual planear atentados y fabricar bombas que se colocan en los caminos y suponen el arma más letal de la insurgencia para golpear a los convoyes militares de la ISAF.


Miles de tropas extranjeras ya lanzaron en el verano de 2009, antes de la celebración de los comicios presidenciales, dos ofensivas en el norte y el sur de Afganistán con el objetivo de expulsar a los integristas de los núcleos a lo largo del río Helmand, que corta la provincia homónima y alrededor del cual se aglomeran la población y los campos de cultivo.


En aquella ocasión, el mando de la ISAF no informó regularmente sobre sus avances militares en Helmand.


El asalto sobre Marjah es la primera gran operación militar extranjera desde que el presidente de EE. UU., Barack Obama, ordenó el despliegue de 30.000 soldados adicionales y fijó julio de 2011 como fecha para el inicio de la retirada militar.


Cuando en verano llegue este refuerzo y los 7.000 soldados prometidos por la OTAN, unos 140.000 efectivos extranjeros estarán destacados en Afganistán para cumplir con el objetivo marcado por Obama: castigar a la insurgencia para facilitar el traspaso de responsabilidad a las fuerzas de seguridad afganas y crear el clima propicio para que los talibanes dialoguen con el Gobierno. 


La ISAF no especificó si la muerte de estos tres soldados tuvo lugar en el contexto de esta ofensiva, aunque los ataques de este tipo se registran casi a diario en todo el arco suroriental afgano.