IRÁN

Teherán prueba un nuevo misil tierra-tierra de largo alcance

El nuevo misil, "Sejil", tiene un alcance de unos 2.000 kilómetros, usa combustible sólido combinado y cuenta con una "alta velocidad de lanzamiento", dijo el ministro de Defensa iraní.

Irán realizó pruebas con un nuevo misil tierra-tierra de largo alcance desarrollado y fabricado por expertos de las Fuerzas Armadas iraníes, informaron fuentes oficiales.


El nuevo misil, 'Sejil', tiene un alcance de unos 2.000 kilómetros, lo que permitiría por ejemplo alcanzar objetivos en territorio israelí, usa combustible sólido combinado y cuenta con una "alta velocidad de lanzamiento", dijo el ministro de Defensa iraní, general Mostafa Mohamed Najar.


Najar insistió en que la misión del proyectil es la de reforzar los sistemas de defensa de Irán. Las pruebas que se realizaron ayer estaban programadas desde el año pasado, según añadió el ministro iraní. Este lanzamiento se suma al conocido el martes. Según informó una cadena de televisión estatal, Irán llevó a cabo el lanzamiento de prueba de un misil durante unos ejercicios militares cerca de la frontera iraquí, después de advertir a Estados Unidos de que respondería a cualquier violación del espacio aéreo iraní.


La televisión en lengua inglesa Press TV explicó que el ensayo del lanzamiento de un misil de fabricación iraní, de tipo Samen, que tuvo lugar el lunes, se desarrolló exitosamente. La prueba fue llevada a cabo por la Guardia Revolucionaria, en la ciudad fronteriza de Marivan, en el oeste del país, precisó. El cuerpo de élite del Ejército iraní también probó artillería y lanzadores de cohetes, según informó Press TV en su página web.

Frecuentes maniobras

Las Fuerzas Armadas iraníes han escenificado frecuentemente maniobras en los últimos meses, coincidiendo con especulaciones que apuntan a posibles ataques por parte de Estados Unidos o Israel contra la República Islámica por sus polémicas ambiciones nucleares.


En un movimiento que intensificó aún más la tensión, Irán probó en julio nueve misiles avanzados, incluido uno que, según dijo, podría alcanzar Israel y bases estadounidenses en Oriente Próximo.


La semana pasada, además, el Ejército iraní reveló que helicópteros estadounidenses fueron vistos volando cerca de la frontera iraní y advirtió de que responderá a cualquier violación de su espacio aéreo, un mensaje que los analistas interpretaron como dirigido al presidente estadounidense electo, Barack Obama, más que a las tropas norteamericanas desplegadas en Iraq.


La amenaza del 5 de noviembre se produjo después de un ataque transfronterizo de Estados Unidos contra Siria, una acción que fue condenada por Damasco y Teherán. Estados Unidos y sus aliados occidentales acusan a Irán de estar desarrollando un programa nuclear que persigue la fabricación de una bomba atómica, algo que Teherán niega.


Obama, al igual que el presidente saliente George W. Bush, no ha descartado emprender acciones militares contra Irán, aunque ha criticado a la Administración saliente por no abogar por más diplomacia y compromiso con Irán.


Por otra parte, altos representantes de algunas de las grandes potencias mundiales tienen previsto mantener hoy una reunión en París para discutir sobre los próximos pasos a dar en su enfrentamiento con Irán por su programa nuclear, según informó una fuente diplomática europea, aunque la fecha y la sede del encuentro no pudieron ser confirmadas por alguien independiente. El Reino Unido, China, Francia, Alemania, Rusia y Estados Unidos participarán en las conversaciones.

Nueva ronda

Las autoridades iraníes aseguraron la semana pasada que habían recibido una carta del alto representante para la política exterior y de seguridad común de la UE, Javier Solana, instando a mantener nuevas conversaciones sobre su programa nuclear. Irán ha planteado algunas cuestiones tras recibir esta carta y las grandes potencias presentes en las negociaciones intentarán acordar una respuesta común en esta reunión.


Occidente teme que Irán esté pretendiendo desarrollar armas nucleares y está presionando para detener su programa de enriquecimiento de uranio, que puede tener aplicaciones tanto civiles como militares. Teherán asegura que solo quiere generar electricidad y ha rechazado congelar el programa de enriquecimiento, lo que le ha costado tres sanciones de Naciones Unidas desde 2006.