COREA

Pyongyang avisa de la cercanía de una guerra

Corea del Norte mantiene la tensión en el Mar Amarillo a un día de las maniobras militares de Seúl y EE. UU., con la participación del portaaviones nuclear 'George Washington'.

Militares surcoreanos rinden homenaje a los dos soldados muertos en el ataque, ayer en Seúl.
Pyongyang avisa de la cercanía de una guerra
KOREA POOL/AFP

A un día de las maniobras militares de Estados Unidos y Corea del Sur, la tensión continuaba ayer en la tensa frontera del Mar Amarillo (Mar Occidental), alimentada por las continuas amenazas de Corea del Norte. Este país advirtió de que las maniobras militares conjuntas llevan a la península coreana "al borde de una guerra".


Mientras Seúl eligió sustituto para su dimisionario ministro de Defensa, el régimen comunista norcoreano redobló su beligerancia verbal contra esos ejercicios militares e hizo que su artillería se escuchara en la isla surcoreana de Yeonpyeong, donde el martes cuatro personas murieron en un ataque de Pyongyang. En esa isla fronteriza se escuchó ayer el sonido de explosiones desde el cercano territorio de Corea del Norte, algo que en un primer momento causó alarma pero que finalmente se determinó procedente de un entrenamiento militar rutinario de las fuerzas norcoreanas.


Un portavoz militar surcoreano informó de que ningún obús cayó sobre la isla o en el Mar Amarillo, donde mañana Corea del Sur y Estados Unidos tienen previsto iniciar cuatro días de maniobras con la participación del imponente portaaviones nuclear 'George Washington', que se dirige ya a la zona. El general Walter Sharp, comandante de los 28.500 soldados estadounidenses estacionados en Corea del Sur, visitó ayer la isla objeto del ataque, que consideró una "clara violación del armisticio" con el que en 1953 se puso fin a la Guerra de Corea.


Los ejercicios militares van a efectuarse entre mañana y el miércoles en una zona donde cualquier chispa puede provocar un estallido de consecuencias imprevisibles y entre constantes amenazas por parte del régimen comunista norcoreano.


De hecho, Pyongyang aseguró ayer que está preparado para "aniquilar" Corea del Sur si su soberanía es violada durante esos ejercicios militares e insistió en que responderá "sin piedad a cualquier provocación" sobre su "dignidad y soberanía".


En Seúl hubo oídos sordos a las bravatas norcoreanas mientras el presidente, Lee Myung-bak, buscaba nuevo ministro de Defensa.


El anterior titular, Kim Tae-young, presentó el jueves su dimisión entre una oleada de críticas por la reacción al ataque del martes, considerada tibia en numerosos sectores de Corea del Sur.


El elegido fue Kim Kwan-jin, un general de 61 años que fue responsable de la Junta de jefes de Estado Mayor de Corea del Sur desde 2006 hasta 2008. Varios sectores de la oposición y del propio Gobierno habían acusado al dimisionario ministro de Defensa de haber gestionado con escasa contundencia los disparos de artillería de Corea del Norte. Lee Myung-bak llegó al poder en 2008 abogando por mano dura hacia el vecino del norte.