DISTURBIOS

Pánico en el recuerdo a los caídos en Holanda

Un hombre que gritó y arrojó una maleta provocó una estampida con 63 heridos.

El público empieza a huir, con caídas en el camino, ante el pánico generado en la plaza Dam.
Pánico en el recuerdo a los caídos en Holanda
ROBIN UTRECHT/EFE

Los índices de audiencia de la celebración del Día de los Caídos en Holanda pusieron ayer de relieve las dimensiones del estupor colectivo en Holanda, donde cerca de cuatro millones de personas siguieron la noche del martes por televisión la avalancha humana acaecida en Ámsterdam, que dejó 63 heridos.

En la plaza Dam se conmemoraba a los muertos holandeses en las distintas guerras libradas por el país, desde la mundial hasta la última de Afganistán, con la asistencia de la reina Beatriz. Entonces los espectadores pudieron oír gritos estremecedores y ver cómo miles de personas corrían presas del pánico, echaban abajo los cordones policiales, se abalanzaban unos sobre otros y "caían como fichas de dominó", según contó un testigo.

También pudieron ver cómo la Policía sometía al causante del pánico, mientras la reina, junto con el sucesor al trono Guillermo Alejandro, y su nuera Máxima, eran puestos a cubierto por sus guardaespaldas.

Todo cuando se cumple un año en que millones de personas vivieron en directo por televisión el atentado de un hombre contra el autobús de la reina Beatriz en Apeldoorn, contra el que arremetió con un coche dejando siete muertos.

Según la Policía, no está todavía clara la motivación de aquel atentado ni tampoco la del hombre que el martes por la tarde, vestido de judío ortodoxo, comenzó a gritar durante el minuto de silencio con el que la multitud reunida recordaba a los muertos holandeses en las guerras.

"En nuestro país impera un nerviosismo social", comentó ayer un analista en televisión, después del caos vivido en la plaza Dam. El propio primer ministro, Jan Peter Balkenende, que había ayudado a uno de los heridos, dijo conmocionado esa misma noche: "Todo esto es horriblemente triste".

El balance oficial de los servicios médicos dice que 63 personas tuvieron que acudir al hospital por diversos tipos de heridas. "Tuvimos roturas de huesos, desgarros y contusiones, es decir, nada grave", comentó un médico con esa inclinación holandesa a no dar importancia a las enfermedades.

Sin embargo, las preguntas a las que ahora las Fuerzas de Seguridad holandesas tienen que enfrentarse sí son más serias. Entre otras, ¿cómo puede ocurrir que en una celebración tan simbólica e importante para Holanda se desate súbitamente el pánico a un atentado entre la gente?

"¡Bomba, bomba, aparténse!", gritaba una mujer mientras comenzó a correr. Delante de ella, el hombre que gritaba durante el minuto de silencio, vestido de judío ortodoxo, había arrojado una maleta. Después fue detenido y liberado de nuevo. La Policía constató que su maleta era "completamente inofensiva".