EE. UU.

Obama, indignado con la actuación de las petroleras en el golfo de México

Las imágenes de la tubería por la que sale el crudo hacen pensar a los expertos que el vertido es diez veces mayor de lo dicho.

Se decía que en privado Barack Obama estaba indignado con la actuación de las compañías petroleras en el golfo de México, pero ayer su furia se hizo pública. El presidente de Estados Unidos salió sin guión al llamado jardín rosado para condenar "el ridículo espectáculo" que han dado los ejecutivos en el Congreso y prometió poner fin a la permisividad de Washington, que les ha dejado perforar a su antojo.

"Tengo que decir que no aprecié lo que me pareció un espectáculo ridículo durante las audiencias en el Congreso sobre este asunto", entonó con severidad. "Tenías a los ejecutivos de British Petroleum (BP), Transocean y Halliburton apuntándose con el dedo y echándose la culpa unos a otros. Al pueblo americano no debió de gustarle esa demostración, ciertamente a mí no", dijo.

El mandatario advirtió que todas las partes tienen que admitir su responsabilidad en el accidente de la plataforma Deepwater Horizon que afecta a las costas de Luisiana, Alabama y Florida, por lo que empezará con el Gobierno federal.

"Durante demasiado tiempo ha habido una relación excesivamente confortable entre las compañías petroleras y las agencias que les han permitido perforar", denunció. "Parece que a menudo los permisos se daban basándose en poco más que las promesas de seguridad que ofrecían las compañías. Eso no puede suceder ni sucederá más. A partir de ahora confiaremos, pero verificaremos".

Para ello ha suspendido la expedición de permisos durante 30 días y ha ordenado inspecciones sobre los mecanismos de seguridad y el impacto ambiental de todas las perforaciones en aguas profundas.

La agencia encargada de la supervisión será revisada "de arriba abajo" y separará el departamento de recaudación del de inspección "para que no haya conflicto de intereses, real o percibido".

Las imágenes difundidas el jueves de la tubería abierta en el fondo del mar hacen pensar a los expertos que el vertido es diez veces mayor de lo que se ha dicho, lo que vaticina un desastre medioambiental y económico aún mayor. Obama insiste en que pasará la cuenta a los implicados. "No toleraré más irresponsabilidades o apuntarse con el dedo", advirtió.