HORROR EN HAITÍ

"Nuestros empleados duermen en la calle"

El bilbilitano Óscar Serrano, de Acción contra el Hambre, cuenta su día a día en Puerto Príncipe. El padre Ángel dice que lo ocurrido es "el fin del mundo, peor que el infierno".

Miembros de Cruz Roja Española supervisan la distribución de agua potable en Puerto Príncipe.
"Nuestros empleados duermen en la calle"
Efe

"Nuestros empleados locales han perdido la casa y algún ser querido, y cuando salen de aquí duermen en la calle como otros miles de personas, y luego se presentan aquí a las 8.00 para empezar su jornada laboral. Un equipo especial de psicólogos de Acción contra el Hambre va a entrevistarles y hacer lo posible para ayudarles a recuperarse del golpe". Es el testimonio del nutricionista bilbilitano Óscar Serrano, uno de los 20 especialistas de emergencias que Acción contra el Hambre ha enviado a Puerto Príncipe.

 

En un correo remitido a su organización, Serreno relata su experiencia en la capital de Haití, un testimonio de primera mano de la grave crisis humanitaria que atraviesa el país caribeño. "Por fin he conseguido parar por hoy. Después de 16 horas de tirón, comiendo en media hora con el plato en la mano, espero resultar suficientemente coherente", advierte.

 

"Estoy en nuestra oficina provisional. La real se hundió con mucho de nuestro personal dentro, afortunadamente estaban en la planta primera, que de repente se convirtió en la planta baja. Solo tenían contusiones o un susto de muerte, pero gran parte de nuestro personal no ha aparecido aún, otros no han venido a trabajar porque estaban rescatando o llorando a su familia", asegura Serrano desde la capital del devastado país.

 

"Nosotros también estamos en tiendas de campaña, porque no se puede entrar a la casas debido a las fisuras y destrozos que han sufrido la mayoría de ellas". La prioridad de este cooperante es buscar personal que ayude a la organización a asistir a la población: "Necesitamos enfermeros, o lo más parecido para formarlos y poder abrir cuanto antes las tiendas de acogida para madres lactantes y pequeños huérfanos que han perdido a su mamá, y su fuente de alimento o supervivencia", asegura este bilbilitano.

 

Mientras, relata, los compañeros de agua y saneamiento han logrado distribuir seis puntos de agua en dos campamentos de damnificados y en cada uno de ellos hay 10.000 litros "que se han acabado en una o dos horas". "Cuando vemos a la gente por la calle, parece una ciudad normal, van y vienen ocupados en sus cosas. La diferencia es que mientras hacen eso, tienen aún a sus seres queridos atrapados (y muertos) bajo los escombros de lo que fue su casa, se tapan la nariz con mascarillas y otros inventos para evitar el olor de los cuerpos en descomposición". "Y buscan sin descanso comida, agua, ayuda para su familia, luz o alguien que les escuche".

 

"Para terminar, os cuento la historia de Germaine, la estudiante de enfermería que nos acompañó para traducir cuando hablamos con los representantes de las comunidades o campamentos".

 

"Estaban en clase cuando tembló la tierra y su aula cayó cinco plantas. De 81 estudiantes solo sobrevivieron 12, ella salió ilesa pero quedo atrapada toda la noche bajo los escombros. Menos suerte tuvo su hermana, que murió en su clase de Derecho. Y aún le cuesta levantar la vista cuando conducimos por la ciudad".

 

La situación en Haití es "como la descripción que nos hacían de pequeños del fin del mundo y mucho peor que el infierno, porque todo está destruido", aseguró ayer el presidente de Mensajeros de la Paz, el padre Ángel, tras llegar a Barajas después de visitar Puerto Príncipe y otras localidades.

Intermón y la tragedia haitiana

Desde Intermón Oxfam también se exponen las dificultades para enfrentarse a la tragedia de Haití. "Aunque la ayuda ya está empezando a llegar, el impacto del terremoto en el personal de Oxfam, sumado a los retos logísticos, a la destrucción de su oficina y del depósito, y a las dificultades para establecer comunicaciones, han hecho de ésta una de las respuestas más difíciles que la agencia haya llevado".