«La normalidad se mantiene en Tokio»

Miguel Ángel Ibáñez, músico zaragozano de 31 años que vive en Japón desde hace siete, cuenta cómo vive el día a día en Tokio.

Las cosas no pueden estar tan mal cuando, después de tres días de programas informativos ininterrumpidos en todos los canales, han vuelto los programas de variedades a la televisión japonesa.


Por supuesto, la última información respecto a la tragedia siempre está sobreimpresa en la parte inferior de la pantalla, actualizándose continuamente. Durante toda la jornada de hoy los únicos anuncios que se han emitido eran de AC, una organización que se remonta a principios de los años setenta dedicada a fomentar el respeto por el medio ambiente, la cortesía y los buenos modos. Tímidamente empieza a aparecer publicidad de empresas (abogados y trajes hasta el momento) que ya no temen que su marca se vaya a asociar al desastre o que parezca que se quieren aprovechar de él.»


En las calles de Tokio se mantiene la normalidad, dentro de lo que lo permite el servicio reducido de transportes públicos, y las medidas de ahorro energético. Es cierto que existe preocupación por el problema en las centrales nucleares, e incluso hay quien ha decidido no salir de casa ya que ha llegado una cantidad ínfima de radiación que no supone peligro alguno, pero la situación parece que se va controlando poco a poco y no hay lugar para perder la compostura.


Sigue siendo imposible comprar pan (pero sí sandwiches y algo de repostería) y botellas de dos litros de agua embotellada (pero sí pequeñas o refrescos de cualquier tamaño) en los comercios generalistas. Aunque en las panaderías de obrador se puede adquirir y el agua del grifo continúa perfectamente potable.


En el resto del país se han producido más terremotos y réplicas (Aomori, Gifu, Shizuoka, Fukushima, Chiba...), algunos de cierta intensidad, pero no han provocado ningún tsunami ni daños importantes. En el noreste, la situación sigue siendo muy preocupante con muchísimos refugiados en pésimas condiciones. Los concursos de la tele ya han vuelto, pero todo lo que ellos han perdido no lo hará nunca.