HACIA LA CASA BLANCA

Michelle debuta como primera dama negra

La mujer del presidente electo ha sido un pilar durante la campaña y empieza a ser considerada como la nueva Jackie Kennedy

Soy una anomalía estadística: una chica negra, criada en el sur de Chicago... No se suponía que llegaría hasta aquí", dice Michelle Obama, que en enero entrará en la Casa Blanca como primera dama de la mano de su marido, Barack Obama, presidente electo de Estados Unidos. Nacida en el seno de una modesta familia del sur de Chicago, Michelle Obama creció en el South Side, el barrio más pobre de la ciudad, en una casa de dos ambientes para sus cuatro habitantes. Su padre, Frazer Robinson, empleado de la alcaldía, trabajó toda su vida pese a una esclerosis. Marian, su madre, se ocupaba del hogar.


Sus simpatizantes la presentan como una nueva Jackie Kennedy, considerada por los estadounidenses como una de las primeras damas más refinadas de la historia independiente del país. La futura primera dama rezuma juventud y elegancia.


Al igual que su marido, Michelle Obama también hará historia, aunque de forma involuntaria, y se convertirá en la primera afroamericana en ser primera dama del país, un cargo que aunque no tiene carácter oficial, ni funciones específicas ni un sueldo remunerado, ha ido tomando cada vez más peso con los el paso de los años.


Desde Martha Washington hasta Laura Bush, muchas han sido las esposas de presidentes que han pasado por la Casa Blanca. En un primer momento su papel se limitaba a ser la anfitriona de las cenas y fiestas en el palacio presidencial, además de marcar la moda, para poco a poco irse implicando en actividades humanitarias.


Tras Eleanor Roosevelt, que se convirtió en "los ojos y oídos" de su marido, Franklin Roosevelt, al estar este postrado en una silla de ruedas, las primeras damas se fueron implicando aún más en cuestiones políticas, sobre todo de índole social -educación, sanidad, medio ambiente-.


La que será la primera dama de Estados Unidos a partir del 20 de enero, cuando Barack Obama asuma oficialmente la presidencia del país, parece contar con el respaldo de los ciudadanos. Según el sondeo a pie de urna realizado esta semana por la CNN, el 66% de los consultados cree que Miche-lle será una buena primera dama, frente al 35% que opina la contrario.


Arrogante


Sin embargo, durante la larga campaña electoral también ha recibido críticas por su carácter. Michelle Obama tiene un hablar franco y su cáustico sentido del humor la llevó a ser acusada por sus adversarios de antipatriota, arrogante y hasta de racista. Los cuestionamientos a su sentimiento patriótico derivaron de un acto en febrero en el que afirmó: "Por primera vez en mi vida adulta estoy verdaderamente orgullosa de mi país". "Evidentemente amo mi país (...) En ningún otro lugar salvo en Estados Unidos mi historia hubiera sido posible", se defendió en otra ocasión.


Elogiada por su inteligencia y donaire, ha sido calificada "la parte ácida" del senador por Illinois y "Señora reproches" por los medios conservadores estadounidenses. Con 44 años, Michelle Obama admite haber visto con desconfianza la decisión de su esposo de lanzarse a la carrera por la Casa Blanca: quería preservar su vida familiar. Pero aceptó bajo dos condiciones: que Malia, de 10 años, y Sasha, de 7, vieran a su padre al menos una vez a la semana. Y que él dejara de fumar. Barack Obama cumplió... a medias, ya que confiesa que de tanto en tanto se rinde al prohibido placer del tabaco y se fuma un cigarrillo. Las hijas de la familia Obama se convertirán el mes que viene en las dos inquilinas más pequeñas de la residencia oficial desde que llegara Amy Carter, con nueve años, a finales de los años 70.


El cine de Spike Lee los unió


Con sus 1,82 metros de altura, Michelle huye de los deportes porque es "alta, negra y atlética", cuenta uno de sus profesores. Pese a su origen humilde, con su esfuerzo logró ingresar en la prestigiosa universidad de Princeton en 1981. Su tesis de Sociología se enfocó en la separación de razas y en cómo los estudiantes negros adoptaban una "estructura social y cultural (de la raza) blanca" y se identificaban cada vez menos con su comunidad étnica. Después de Princeton, estudió Derecho en la Universidad de Harvard, antes de convertirse en abogada de una gestoría de Chicago. Allí conoció a quien más adelante sería su marido. No sin dificultades, pues supo resistir los embates de Barack Obama durante un buen tiempo. Pero claudicó ante una invitación para ver una película de Spike Lee, controvertido cineasta negro caracterizado por la crítica social en sus filmes.


Tras su boda en 1992, Michelle Obama dejó el sector privado para trabajar en la alcaldía de Chicago, luego en el hospital universitario, del que actualmente es vicepresidenta a cargo de asuntos externos. Durante los primeros pasos en la política de su marido, Michelle fue el principal sustento de la familia.


La futura primera dama de Estados Unidos ha sido un pilar en la campaña de su esposo. Ha dado cientos de entrevistas a la prensa y no ha dudado en dirigirse a las multitudes con su personal voz, profunda y un poco ronca. Así, ha tratado de conjugar su papel de madre de dos hijas pequeñas con el de esposa del candidato, poniendo de manifiesto su capacidad de oradora que le ha llevado a reunir a miles de personas en sus actos en solitario. Es más, su discurso durante la Convención Demócrata fue uno de los más aplaudidos.


"Mi esposo será un presidente extraordinario", asegura. Michelle Obama no se ve en un lugar eminente en la Casa Blanca. Y enfatiza: "Con Barack hablamos de todo, pero no soy su asesor político, soy su esposa".


Ya declaró durante la campaña que si terminaba trasladándose a la Casa Blanca su prioridad sería la de ser madre, más allá de asesorar a su marido en distintas cuestiones, como ha hecho hasta ahora. Con la intención de que sus hijas crezcan en un ambiente familiar Michelle se llevará a su madre para ocuparse de su cuidado, como ha hecho durante la campaña. "Mi primer trabajo, para ser honestos, va a seguir siendo el de 'madre en jefe'", afirmó Michelle en una entrevista reciente.